Osman Rojas | LA PRENSA.- Tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe. Luego de las constantes denuncias realizadas por trabajadores del Parque Zoológico y Botánico Bararida las autoridades regionales han decidido tomar cartas en el asunto para frenar las muertes relacionadas a la malnutrición que se viene registrando dentro de la institución.
La momentánea detención de Carlos Silva, veterinario del zoológico que fue liberado bajo régimen de presentación cada 30 días y la investigación sobre otros trabajadores han sido las primeras acciones emprendidas por los funcionarios públicos.
“Los representantes del Ministerio Público averiguarán qué es lo que pasa para poder detectar cuál es el problema que hay en el parque”, fueron las palabras del doctor Félix Camacaro, abogado encargado de defender al veterinario Silva. El profesional del derecho no quiso dar mayores detalles de lo que serán las investigaciones pero, según pudo conocer La Prensa, a partir de esta semana se iniciará una serie de investigaciones sobre los trabajadores encargados de suministrar el alimento de los animales.
“Todo esto será por el bien del parque. Por ahora lo único que podemos decir es que se está cumpliendo con los parámetros regulares”, expresó Camacaro, minutos después de la liberación del doctor Silva.
Conocer el balance nutricional de los animales sería la principal duda de los funcionarios públicos quienes buscan confirmar qué tan ciertas son las denuncias realizadas por Neris Suárez, cuidador de animales y miembro del sindicato de trabajadores del zoológico quien asegura que hay semanas en las que las especies pasan hasta cuatro días sin comer.
Animales enfermos
La precaria alimentación a la que son expuestos los animales en el zoológico repercuten en su estado de salud. Diversos especialistas consultados por el equipo reporteril del diario La Prensa confirman que la dieta que rige la alimentación de las especies que hacen vida en la institución puede ser la principal causa de muertes dentro del parque.
“El sistema inmunológico de los animales es muy sensible. Si un mono tiene problemas con la alimentación también sufrirá del corazón o de los riñones y eso es grave. No hace falta ser un experto para ver lo que pasa hoy en día dentro del parque. Tenemos animales enfermos que ameritan atención inmediata”, relata un veterinario que, por seguridad, prefirió mantenerse en el anonimato.
El informante detalla que la variabilidad en la alimentación de los animales influye de forma directa en el estado nutricional del espécimen. “Lo normal dentro de los zoológicos es que se adapten las comidas cuando algo falta. La sustitución de alimentos es válida siempre y cuando se respeten los estándares nutricionales, pero hay algo que tenemos que tomar en cuenta y es la disposición de cambiar del animal. El pepino y el calabacín tienen los mismos valores, pero el sabor es distinto y eso es un condicionante”, explica el doctor.
La periodicidad con la que distribuyen la comida es otro punto a evaluar. De buena fuente La Prensa pudo conocer que, una vez a la semana el zoológico recibe alimentos; sin embargo, el cargamento no alcanza para suplir las demandas alimenticias.
“La comida en el parque es estirada. Los monos, que en teoría deben comerse 4 kilos de frutas y verduras, sólo se comen uno. Los bocados nocturnos también se eliminaron”, relata un trabajador del parque.
Tan precaria es la situación dentro del zoológico que alimentos como la avena (fundamental en la dieta de los osos o en la elaboración de platos en algunas aves) ha desaparecido. Fórmulas lácteas o suplementos vitamínicos también brillan por sus ausencia.
Lo que más preocupa a los trabajadores es la postura silente adoptada por las autoridades regionales. Según cuentan los trabajadores el parque ya no es autosustentable y los animales podrían seguir muriendo si los directivos continúan de brazos cruzados.