Arturo López | LA PRENSA.- El pote para las propinas conocido popularmente como el cochinito ha permanecido vacío en muchos locales.
Los barquisimetanos aseguran no tener dinero para dar algo de “aguinaldo”. En un recorrido del diario La Prensa por los locales del centro de la ciudad pudimos constatar que los cochinitos se encontraban vacíos.
Mauricio Murillo, encargado una tienda de ventas de correas, esperanzado en conseguir algo más de dinero puso un cochinito al lado de la caja registradora. Luego de varias semanas en el envase solo figuraban pocos billetes de 10 y 20 bolívares.
Murillo comentó que las ventas cada vez estaban más bajas producto de la situación país, lo mismo que hace que no dejen ni 5 bolívares para la propina.
Al igual que Murillo se encuentra Edixon Fernández, vendedor de perros calientes en el centro de la ciudad, cuyo flujo de clientes tiende a aumentar para estas fechas decembrinas pues la gente anda comprando sus estrenos, regalos y artículos navideños. Sin embargo, en su cochinito, que desde hace un mes está instalado, sumando todos los billetes no llegaba ni a los 500 bolívares.
Con nostalgia recuerda que en años anteriores la gente otorgaba grandes propinas y se llevaba a casa una buena bola de billetes. Edixon espera que con el pasar de los días que quedan de diciembre la gente “eche un poquito más de plata” porque ya no vende tantos perros como antes y de alguna u otra forma tiene que conseguir dinero.
Luis Aldana, un guaro que caminaba por el centro viendo precios de diferentes artículo, comentó que no en todos los sitios a los que va puede dar propina, porque muchas veces no compra y si se pone a echarle a cada cochinito que se encuentre en el camino se quedaría sin dinero.
Daniela Otero, otra barquisimetana consultada, comparte la opinión de ldana. Dijo la situación de los guaros en la actualidad no es del todo buena como para dar propina.
“Yo quisiera colaborar con todos pero ahorita darles algo de aguinaldo significa que yo me pueda quedar hasta sin los pasajes. La situación está demasiado crítica y a uno le toca estirar el dinerito lo más que se pueda”, dijo.
“En años pasados me recuerdo que si me atendían bien o compraba algo, les daba su buena propina, ahora a veces no tengo ni sencillo para darles” añadió Otero.
Rosario Domínguez, una vendedora de bisutería en un reconocido centro comercial, dijo que este año optó por no poner su cochinito, pues con la situación país que enfrentan los venezolanos, cree que es un abuso pedirle propina a sus clientes.
Jesús Briceño, otro consultado, comentó que no da propina porque considera que ya los comerciantes están ganando con lo que venden.