Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Toda persona que ingresa a un centro asistencial está en riesgo de contraer alguna infección por bacterias, las cuales suelen crear resistencia por el abuso de antibióticos o antivirales. Es la preocupación de especialistas ante un trabajo a ciegas, cuando en la mayoría de los hospitales del país no se cumple el seguimiento del comité a cargo del servicio de microbiología. Esto se debe a la falta de operatividad de laboratorios, que deberían cumplir permanente estudios de cultivos para identificar las bacterias, determinar brotes y aplicar un plan para su combate, que empiece por la dotación de antibióticos y demás tratamientos.
Los recién nacidos y aquellos con organismos inmunosuprimidos, así como diabéticos, son los más expuestos. Un ambiente hospitalario que carece de laboratorios y sin ejercer a profundidad la microbiología, para determinar las infecciones que provienen de las bacterias resistentes y las de carácter epidemiológico, que suelen presentarse por determinado detonante. La exposición es constante y tiene como principales focos a las áreas de neonatología, cuidados intensivos y quirófanos, dependiendo del cumplimiento del protocolo de higiene.
Huniades Urbina, pediatra intensivista y vice presidente de la Academia Nacional de Medicina, explica que el riesgo es general y por eso es la prohibición del ingreso de menores de 12 años, porque sus organismos pueden ser vulnerables a las bacterias. «El servicio de microbiología en cada hospital debería hacer un seguimiento y cada seis meses combatir a las bacterias, con los antibióticos adecuados. ¡Estamos fallando!», se lamenta de aquellos centros donde se les asegura el agua, jabón y los implementos necesarios para garantizar la asepsia.
«¡No hay reportes y es trabajar a ciegas!», se queja y señala que se necesita del seguimiento del comité y de acuerdo a los estudios de cultivos que deberían realizarse en el mismo centro asistencial, pero generalmente corresponde hacerlos en laboratorios privados.
Ruy Medina, ex director del hospital central Antonio María Pineda, precisa que desde 2018 comenzaron las deficiencias en laboratorios de este principal centro asistencial de centroccidente. Uno de las principales trabas para determinar el tipo de bacteria y evitar el fallecimiento por complicaciones, sin tener el diagnóstico a tiempo. «No se conoce el trabajo de la comisión epidemiológica, considerando que todos los estudios de cultivos deberían pasar por ellos«, precisa considerando que los riesgos se tienen desde las habitaciones, camillas y áreas que exigen el riguroso protocolo de limpieza.
Precisa que además del gasto para el paciente o sus familiares, en la mayoría de hospitales no se cuenta con laboratorios, los cuales fueron desapareciendo lentamente por los problemas en la dotación de reactivos y falta de personal como bioanalista, bacteriólogos, entre otros. Un apoyo tan indispensable, cuando se ignoran las medidas de prevención y las visitas terminan siendo como focos contaminantes, al ingresar con agentes que pueden contagiar una infección al paciente.
Es tanta la preocupación que Elda Jiménez, presidenta de Colegio de Enfermería de Lara, lamenta que la bacteria serratia afectó a neonatos en el hospital central y el pediátrico Agustín Zubillaga. Recién nacidos expuestos a las zonas húmedas de las incubadoras, que bien sea por falta de información y de experiencia, exigen del uso de agua destilada, su cambio a tiempo y hasta en envases de oxígeno.
Son necesidades latentes en los hospitales públicos, que requieren del servicio de laboratorios y del seguimiento de especialistas.