En una revelación alarmante que ha sacudido al ámbito científico y sanitario internacional, el ministro de Sanidad de Queensland, Tim Nicholls, anunció este lunes 9 de diciembre que 323 muestras de virus vivos, entre ellos el virus Hendra, el lyssavirus y el hantavirus- desaparecieron en 2021 en un “grave incumplimiento de los protocolos de bioseguridad”.
Según detalla Newsweek, las autoridades australianas no han logrado esclarecer aún el destino de las muestras de los virus vivos, pero la situación es grave. Si bien públicamente han descartado que los frascos hayan sido robados con fines maliciosos o que puedan ser usados como armas biológicas, la revelación ha puesto en evidencia las vulnerabilidades en los sistemas de control de materiales peligrosos y ha encendido las alarmas sobre posibles fallos en la vigilancia de estos laboratorios de alto nivel de bioseguridad.
Este incidente, que involucra una de las filtraciones de virus más graves en los últimos años, ha desatado una serie de investigaciones y medidas de seguridad más estrictas para evitar que algo similar vuelva a ocurrir. Las autoridades continúan buscando respuestas sobre cómo desaparecieron 323 viales con virus peligrosos, y qué fallos permitieron que este suceso quedara sin resolución durante casi dos años.
En 2021, 323 viales que contenían muestras de tres virus vivos y altamente peligrosos fueron almacenados en el laboratorio Public Health Virology Laboratory de Queensland. Entre los patógenos desaparecidos, se encontraban casi 100 viales de Hendra virus, que puede causar una alta tasa de mortalidad en humanos (57%), así como dos viales con hantavirus (que causa el síndrome pulmonar por hantavirus, con una mortalidad de alrededor del 38%) y 223 muestras de lyssavirus, un virus similar al rabia con una mortalidad cercana al 100% en los casos no tratados.
Aunque el incidente ocurrió en 2021, recién ahora las autoridades revelaron oficialmente la desaparición de las muestras. La razón del retraso en la confirmación se debió a una demora en la autorización para abrir los congeladores en los que las muestras estaban almacenadas, lo que retrasó el descubrimiento del incidente.
El Ministerio de Salud de Queensland, encabezado por Tim Nicholls, detalló que las muestras de los virus vivos fueron almacenadas en un congelador que, al parecer, sufrió una falla técnica. Como resultado, las muestras fueron transferidas a otro congelador, pero sin completar la documentación correspondiente. Este fallo administrativo y la falta de control sobre el traslado de los frascos contribuyeron a la pérdida de las muestras, que aún no se sabe si fueron destruidas o simplemente desaparecieron sin dejar rastro.
A pesar de las investigaciones en curso, las autoridades australianas han señalado que no hay evidencia de que las muestras hayan sido robadas con fines malintencionados. El Director de Salud de Queensland, John Gerrard, declaró: “No hay pruebas de que estos virus hayan sido retirados del laboratorio con el objetivo de ser utilizados en un acto de terrorismo biológico”. También descartó que las muestras fueran utilizadas como armas biológicas, afirmando que “el proceso de manipulación y modificación genética para convertir un virus en un arma es extremadamente complejo y no podría haber sido realizado por amateurs”.
En cuanto a la seguridad de la comunidad, las autoridades han subrayado que no hay indicios de que el público haya estado en riesgo, ya que los virus vivos en cuestión habrían perdido rápidamente su capacidad de infección fuera de un ambiente de congelación. Gerrard aseguró que es probable que las muestras hayan sido destruidas mediante autoclave, un proceso estándar en los laboratorios para desinfectar materiales biológicos, pero que no se registró adecuadamente.
El gobierno de Queensland también ha señalado que no se han detectado casos humanos de Hendra o lyssavirus en la región en los últimos cinco años, y que no se ha registrado ningún caso de hantavirus en humanos en Australia.
Como respuesta al grave incidente, las autoridades de Queensland han iniciado una investigación oficial bajo la dirección del juez Martin Daubney y el experto en bioseguridad Dr. Julian Druce. La investigación buscará determinar cómo se produjo la filtración, qué fallos ocurrieron en los protocolos de seguridad y qué medidas deben tomarse para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
Además, desde que se conoció la desaparición de los virus vivos, el gobierno ha implementado una serie de medidas correctivas, incluyendo la capacitación adicional del personal para asegurar el cumplimiento de las normas de seguridad y un auditoría de todos los permisos y protocolos relacionados con el almacenamiento de materiales peligrosos.
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