EFE | LA PRENSA- Un grupo de intelectuales y políticos de la oposición venezolana dirigió una carta al Gobierno brasileño en en la que pide sanciones para el Ejecutivo de Nicolás Maduro en el ámbito del Mercosur.
«En Venezuela hay una evidente fractura del orden constitucional y democrático», argumentó el exdiplomático venezolano Alfredo Coronil Hartmann, quien hizo entrega de la carta en la Cancillería brasileña.
El documento, dirigido al canciller brasileño José Serra, saluda la decisión adoptada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay –los cuatro socios fundadores del Mercosur- de impedir que Venezuela asuma la presidencia rotativa del bloque, pero considera que el Gobierno de Maduro aún debe ser objeto de sanciones adicionales.
En ese sentido, invoca el Protocolo de Ushuaia, suscrito por el Mercado Común del Sur (Mercosur) en 1998 y también conocido como «Carta Democrática», en el cual se prevé la suspensión de un país miembro en caso de que sea comprobada una ruptura del orden constitucional.
También se solicita el «envío de ayuda humanitaria» a Venezuela, la creación de una «comisión multilateral que ayude a la liberación inmediata de los presos políticos, el retorno de los exiliados y la realización de elecciones democráticas este mismo año».
En la carta, se insta además a que «se convoque de inmediato a consultas entre los Estados parte (del Mercosur) para evaluar la situación de Venezuela y así presionar al régimen de Nicolás Maduro a que facilite una solución pacífica y constitucional a la crisis».
Además de Coronil Hartmann, la carta la suscribe una veintena de intelectuales y políticos, entre quienes están la expresidenta de la Corte Suprema Cecilia Sosa Gómez, el expresidente de la Cámara Baja José Rodríguez Iturbe y el excanciller Reinaldo Figueredo.
El texto hace un relato de lo que considera «incumplimientos» del Gobierno venezolano a las normas constituciones y resalta que «la grave crisis política, económica y humanitaria que padece el país significa para el organismo suramericano un elemento perturbador de sus mecanismos de integración».
Fuentes de la cancillería brasileña confirmaron que la carta fue recibida, aunque declinaron comentar si el Gobierno de Michel Temer tiene previsto dar alguna respuesta.