EFE | LA PRENSA DE LARA.- Los colegios electorales de Brasil cerraron sus puertas este domingo para la segunda vuelta de los comicios, en los que 156,4 millones de brasileñ;os estaban convocados para elegir presidente y 12 de los 27 gobernadores del país.
El exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva y el actual gobernante Jair Bolsonaro se miden en un balotaje que ha transcurrido con «absoluta tranquilidad, seguridad y paz», según afirmaron las autoridades electorales.
Los colegios cerraron oficialmente a las 17.00 hora local (20.00 GMT), aunque las votaciones podrán continuar más allá de ese horario en los centros donde haya filas de electores, que en esta ocasión han sido menores que en la primera vuelta.
En la primera vuelta, Lula, abanderado de un amplio frente progresista al que se han sumado fuerzas de centro y centroderecha, fue el candidato más votado con el 48,4 % de los votos, frente al 43,2 % que obtuvo Bolsonaro, capitán retirado del Ejército, de derecha radical y que aspira a un nuevo mandato de cuatro añ;os.
La votación de este domingo tiene lugar en las 5.570 ciudades del país y en 181 localidades del extranjero.
Además de presidente y vicepresidente, los brasileñ;os de 12 estados tendrán que elegir a su gobernador en segunda vuelta, entre ellos el de Sao Paulo, la región más poblada y motor de la economía del país.
Los dos candidatos a la Presidencia, que han dividido al electorado como no se había visto en la historia reciente de Brasil, apuraron hasta el último instante del sábado para cerrar una encarnizada campañ;a que se ha prolongado por dos meses y medio.
Lula, que gobernó el país entre 2003 y 2010, puso punto final a su campañ;a en Sao Paulo en compañ;ía del expresidente uruguayo José Mujica, mientras que Bolsonaro dio un paseo en moto por Belo Horizonte y, por la noche, divulgó una lista con 22 «compromisos», en un intento por disminuir la distancia con su adversario.
El favoritismo de Lula, que recuperó sus derechos políticos el añ;o pasado después de pasar 580 días en prisión por procesos de corrupción que fueron posteriormente anulados, se ha mantenido constante a lo largo de la campañ;a.
En estas últimas semanas, Lula y Bolsonaro se han centrado en convencer a los indecisos y absentistas, que en la primera vuelta llegaron al 20 %, pese a que en Brasil el voto es obligatorio.
Sin embargo, las posiciones de uno y otro están prácticamente fijadas. El margen para ganar nuevos apoyos es mínimo y, de hecho, no ha habido grandes oscilaciones en las intenciones de voto en los sondeos más recientes.
Lula sigue con una amplia ventaja en la región nordeste, histórico granero de votos del PT,