José Sequera | LA PRENSA.- Visitar el inmenso monumento Manto de María que se ubica en la avenida Circunvalación podría ser un paseo de alto riesgo y más si se ingresa a este atractivo turístico conduciendo en sentido este-oeste. Y es que el tramo de esta importante arteria vial que se ubica entre el distribuidor El Ujano y Veragacha no tiene ni una señal de precaución para los choferes que transitan por allí.
Tras varios recorridos que hizo el equipo periodístico de La Prensa en los tres kilómetros donde se encuentran los accesos principales para el monumento mariano, la Manga de Coleo y el restaurante se pudo constatar las nulas advertencias de cruce que hay, la poca información sobre reducción de velocidad o avisos que señalen la entrada a estos sitios, mientras que en la noche se comprobó que la iluminación no existe y que ni “ojos de gato” (tachas reflectivas) hay y que podrían guiar al conductor en la carretera.
“Es necesario que haya más señalización en la Circunvalación porque una vía expresa siempre necesita de avisos sobre los peligros que pueden haber en la vía, más si se encuentra en un terreno tan irregular como en el que está construida”, opinó la ingeniera Rosimar Gómez al consultársele sobre este tramo que desde la apertura del monumento ha presentado altos niveles de tráfico.
Gómez recalcó que la señalización, en cuanto a las velocidades, son de prioridad por el incremento de usuarios que transitan por allí.
“Controlar el kilometraje es bastante importante porque las probabilidades de accidentes de tránsito por exceso de velocidad bajarían de manera significativa”, dijo.
Según Julio González, vicepresidente del Colegio de Ingenieros de Lara y experto en vialidad, el riesgo de esta parte de la avenida Circunvalación radica en la mala conceptualización y ubicación de estos lugares en la arteria vial, pues cuando fue diseñada y finalmente construida en 2007 no estaban ninguno de los sitios que ahora tienen entradas y que no garantizan ni un mínimo de seguridad para quien vaya con su vehículo.
Además de lo verificado por La Prensa, González explica que la Circunvalación presenta otras fallas, como es el mal estado del pavimento en ambos sentidos.
Detalló que a la altura de los sectores Las Margaritas, El Jebe y Los Libertadores se observan huecos en el asfaltado. Incluso, se ve que a unos recientemente se les trató de reasfaltar, pero volvieron a abrirse.
El experto asegura que esta parte de la Circunvalación estaba diseñada para fallar entre 25 y 30 años, pero un grave problema ha acortado su vida útil.
“El demandante tráfico de vehículos de carga pesada hace que haya tantos huecos”, apunta González.
Revela que se ha podido comprobar que por allí transitan vehículos con carga pesada que “sobrepasan las 40 toneladas”, cuando lo máximo es entre 25 y 30 toneladas.
Otro problema que hay en esta vía es el inexistente alumbrado público, porque en los 28 kilómetros y medio que posee la Circunvalación el tramo Polígono de Tiro-Veragacha no hay un solo poste. Si bien el ingeniero explica que no es necesario que toda esta vía esté iluminada, consultados por La Prensa dicen lo contrario.
“Si es de noche le digo a mi esposo que no pase por allí porque no hay ni un solo lucero alumbrando y el carro no tiene muy buenas luces. Es que ni ojos de gato hay”, enfatiza Yuleima Perozo, quien todos los días tiene que viajar desde Cabudare hasta la Zona Industrial, y le gusta irse por esta arteria vial para ahorrarse tiempo.
Lamentablemente, todas estas fallas en la Circunvalación han hecho que el número de accidentes vaya en aumento, especialmente en zonas críticas, donde estos problemas se acentúan.
Una de estas zonas es el acceso hacia el Monumento Manto de María, donde sólo en los últimos dos meses del año 2017 ocurrieron tres accidentes de tránsito con víctimas fatales, además de que en la zona se pueden ver marcas de frenazos en cualquiera de las dos direcciones.
Se puede minimizar
Este panorama, que parece tan tormentoso, podría mejorarse si expertos se abocan en arreglarlo.
Los ingenieros civiles especialistas en la materia coincidieron en que entre las soluciones para reducir los riesgos en la vía está principalmente la de mejorar el asfaltado y colocar reductores de velocidad.
“Hay que hacer un estudio a todas las capas de pavimento para detectar el problema y hacer los cálculos necesarios para colocar un asfalto que sí aguante bastante rosca”, aseveró González.
Mientras tanto, la ingeniera Rosimar Gómez recomendó que los reductores de velocidad podrían ser policías acostados o rampas de frenado.