En Simón Planas sufren al trabajar con pocas colmenas En Simón Planas sufren al trabajar con pocas colmenas Guiomar López | LA PRENSA DE LARA. – La deforestación, incendios y cambios de temperatura por el cambio climático afectan directamente a los productores apícolas de Simón Planas de Lara. Esto les ocasiona la dificultad de tener que trabajar con al menos 50 colmenas, cuando antes de la pandemia por covid-19 eran entre 100 a 200. Así asumieron el reto de esta cosecha que está por culminar, pese a la pérdida de su hábitat y poca floración que perjudican a las abejas para la producción de miel.
Una colmena óptima está conformada por 50 mil a 80 mil abejas, producto de la excelente floración y condiciones del ambiente, con la esperanza de aprovechar entre 40 a 120 kilos de miel por cada una. Así lo explica Noel Alvarado, con más de 30 añ;os de experiencia y lamentando la pérdida de colmenas en la cosecha estimada desde noviembre hasta abril o comienzo de mayo de cada añ;o, previo al período de lluvia.
Su esposa, Yusneidi Garcés, también es productora y denuncia que se tienen varios sectores golpeados por la tala o incendios muchas veces generados por ciertos conuqueros, como en Boca de monte, Caballito, Torrellero, Pitiguao, Gamelotal y Piñ;al en el municipio Simón Planas. Cuestionan la falta de responsabilidad, al despejar terrenos con incendios y ni siquiera se ocupan de cortafuegos. Además que conocen de varios casos que insinúan que lo hacen para asegurar alimentos a la población, cuando simplemente es para consumo doméstico. Vivieron un período fuerte de unos dos meses de humo casi a diario.
Es un ambiente hostil para las abejas que suelen sufrir con el calor del calentamiento generalizado y no están preparadas para los cambios bruscos de temperatura. Señ;ala Garcés que si hay mucho calor se les reseca las crías y ellas se tienen que esforzar más en buscar agua y mantener rociada la colmena, logrando estabilizar una temperatura entre 30 a 32 grados. El frío también les perjudica, por lo que deben colocarse delante de las piqueras (entrada) y tratar de evitar todos los accesos de aire. Mucha brisa les dificulta volar y les impide salir a recolectar su alimento.
Reconocen que tal condicionante empieza a desanimar a los productores apícolas, cuando alrededor de 13 se dedican exclusivamente a elaborar un producto de calidad, pese a que ha descendido la demanda de miel, cuyo precio se estima en $6 por kilo.
Ellos respetan la calidad del producto y lo garantizan genuino, por lo que Alvarado rechaza a quienes abusan con la adulteración de este tipo de productos y termina desprestigiando toda una vida de experiencia de quienes realmente conocen del oficio. De allí, lo más recomendable es mantener los mismos clientes y no terminar de favorecer a quienes sacan provecho de un «negocio», donde rinden el volumen con fructosa de maíz y hasta azúcar.
«El consumidor debería tener la duda y detenerse a observar, empezando porque la miel pura no es tan brillante ni muy espesa y se puede probar cómo se cristaliza, al llevarla al bañ;o María (en agua hirviendo)», precisa para no caer con el primer impostor. Como productor, ellos mantienen la higiene y protección con sus implementos con sus bragas para apicultura, botas, chaquetas y otros que se suman al equipo ahumador. Al momento de trabajar, debe ser en equipo de un mínimo de tres personas.
También deben estar atentos a los robos y hasta protegerse entre ellos mismos. Alvarado fue víctima de estos malhechores durante el pasado mes de marzo, justo durante los días de Semana Santa, cuando se les introdujeron en el apiario en altas horas de la noche y lograron llevarse 200 kilos de miel.
Los productores confirman su interés de seguir activos con sus apiarios, rogando a la conciencia de vecinos y se evite la tala, quema y robos de las colmenas.