Osman Rojas | LA PRENSA de Lara.- El que quiera comer carne tiene que morderse la lengua. Así piensan muchas personas en el estado que ven con tristeza cómo el precio de la proteína animal sube cada 48 horas. Da igual si el comercio se ubica en el este o en el oeste de la ciudad, pues en todos se registran alzas repentinas de un producto que hoy se encuentra entre 24 mil y 34 mil 900 bolívares, dependiendo de la zona.
«Esos precios son una locura. La arepa habrá que rellenarla con queso, que es lo que está barato«, dicen las personas consultadas. Los encuestados señalan que en estos momentos comer carne es un privilegio que muy pocos pueden darse, pues la fluctuación en los precios hace que sea prácticamente imposible planificar una compra.
«La semana pasada el kilo de carne estaba en Bs. 20 mil y así se mantuvo desde el miércoles hasta el viernes, pero el sábado subieron el kilo a 24 mil bolívares y el lunes amaneció en 27 mil. Cómo se hace con esos precios«, decía el señor mientras señalaba a uno de los frigoríficos cercanos al Hospital Central.
Lo cambiante de los precios en las carnes se debe a un tema de oferta y demanda, pues los carniceros explican que cada vez hay menos carne en el mercado lo que hace que el producto se cotice a precios más altos.
«Los que matan tienen miedo de hacerlo en grandes cantidades porque la luz se va 6 o 7 horas y eso puede dañar la carne. Es el mismo temor que tienen los dueños de carnicerías que no compran grandes cantidades. Eso genera escasez y a su vez incrementa el producto», dice Édgar Hernández, carnicero de un frigorífico en el este de la ciudad.
Ante el elevado costo de la carne, muchos comerciantes apuestan por el pollo y el cochino pues son opciones más económicas para las personas.