Luis E. Marchán | LA PRENSA de Lara – La señora Yuli Camacaro tiene una cocina vieja a la que sólo le sirven dos hornillas. Esta empleada de mantenimiento de una empresa en la Zona Industrial de Barquisimeto esperaba los aguinaldos para juntar dinero junto a su esposo y renovar el aparato, pero luego de consultar precios por los árabes de la carrera 21 y centros comerciales cambió de parecer radicalmente.
«Lo que me darán en la empresa donde trabajo no me alcanzará para nada. Todos esos comerciantes tienen dolarizados los precios y lo que me tocará hacer es hablar con algún técnico que le busque solución a las hornillas dañadas. De verdad que esos precios me dejaron loca», confesó esta señora que tiene 20 años trabajando y en diciembre siempre trataba de comprar algún electrodoméstico.
Lo insólito para la gente con pocos recursos, inclusive para lo que llaman a duras penas la clase media, es que todos los artefactos de línea blanca son cobrados en dólares, perjudicando, según los economistas, el poder de compra por cuanto el salario mínimo de 150 mil bolívares no alcanza para cubrir la cuarta parte de la canasta alimentaria que supera los Bs. 3 millones.
Por estar dolarizada la economía venezolana, este tipo de mercancía se consigue medianamente más barata en una cocina pequeña que cuesta 180 dólares; un enfriador para 100 litros, en 190 dólares; un freezer pequeño en 190, porque una nevera de 16 pies se consigue en 749 dólares, según distribuidores.
En casas comerciales se observa la existencia de mercancía de este tipo, sus pasillos casi full, pero el comprador cuando ve pegado un cartón con uno, dos o tres números saben que esas referencias son en dólares.
«No me imaginaba que esto ocurriera», dijo Gisela Campos.