Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El miedo les carcome y mientras tanto cuentan unos posibles 25 contagios de Covid 19 en San Francisco norte. El temor creció aún más, cuando se enteraron del fallecimiento de un señor la semana pasada y el contagio de su esposa, a quien le prestan atención médica. Claman por la desinfección del sector y así erradicar la presencia del virus que siga sumando contagiados.
Vecinos no entienden cómo los afectados callan. «Estamos comiendo. No vamos a salir», fue tajante la respuesta de un señor desde el segundo piso de una casa, cuando los vecinos se enteraron de la muerte del señor Sócrates Torrealba. Señalan que la víctima trabajaba en la funeraria Cecosesola y presumen que allí se contagió. «Conocimos que lo relacionaron con otra infección y hasta fue llevado a varios centros de salud», señaló Jean Ramos junto a otros habitantes de la calle 3 de este populoso sector.
Tal llamado lo confirma el señor Wilmer Sequera, representante del consejo comunal San Francisco II, al especificar que de los posibles 25 contagios, están dos familias afectadas. Un padre con sus dos hijos y el esposo fallecido, que contagia a su compañera. «Es vivir en zozobra y con muchos de estos casos que se curan a punta de guarapo», recalca ante la falta de pruebas y el temor de muchos habitantes de ser confirmados positivos, para terminar hacinados en un centro de confinamiento.
Esos focos familiares serían una amenaza para estos habitantes que asisten a la feria de hortalizas Cecosesola «Los Horcones», donde no concurre la mayoría de pobladores a comprar alimentos. Temen desplazarse en el sector y caer con esos síntomas con fiebre alta, dolencias musculares y hasta deficiencias respiratorias.
Más salubridad
Al acecho del Covid 19 se les suma la falta de limpieza del Dren X, con las interrogantes del supuesto presupuesto aprobado por la alcaldía de Iribarren y que se quedó en un corte de maleza a medias. María Silva señala que ni recogieron la basura y sigue siendo foco de contaminación.
También hay casas con cloacas desbordadas. Juliana Jiménez, de casi 80 años, vive mareada desde hace 2 meses, pues tiene un charco negro y pestilente en su fregadero. Le toca brincar cuando va a alimentar a sus gallinas para evitar tocar las aguas putrefactas cuyo olor la asfixia por momentos.
Desinfección por Covid-19, limpieza al Dren X, distribución del gas y reposición de bombillas del alumbrado público, exigen los vecinos de la zona.