José Daniel Sequera | LA PRENSA.- La bacteria serratia marcescens, presuntamente, acabó con otra vida. Esta vez se trata de una niña de apenas 27 días de nacida que estaba internada en la UCI del Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga.
Mariángel Camacaro es la madre de la pequeña y comenta que la niña ingresó el pasado 29 de junio por un cuadro de diarrea que se transformó en una infección respiratoria.
Camacaro comenta que a los pocos días comenzó a verle unas “manchitas moradas raras en las piernas”. “Tenía una en el dedo gordo del pie, luego en la espalda, cuello y en la cabeza. Poco a poco las manchas se volvieron más grandes y negras”, expresa con tristeza.
La joven, quien vive en El Cují y es de bajos recursos, asegura que en un principio los doctores del Pediátrico le afirmaban que la mancha del pie se debía a la marca del electrocardiograma. Aún así la pequeña murió, según el informe médico, de un shock séptico el sábado en la mañana. “La bacteria le comió todos los órganos”, enfatiza Mariángel.
A pesar del alegato de la madre, el estudio que revela si la niña tenía la bacteria o no aún no ha sido entregado. Se espera que el resultado sea dado hoy.
Sin embargo, en el acta que se levantó en el Pediátrico tras el fallecimiento, especifica que las causas de muerte son “shock séptico, obstrucción intestinal, falla renal, piel con fascitis necrotizante y un cuadro de diarrea”.
Según información suministrada por familiares de otros niños, la niña murió justamente el mismo día en que se hizo una limpieza al área de Atención Médica Infantil (AMI).