viernes, 22 noviembre 2024
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Más de ocho mil personas celebraron el culto a María Lionza en Yaracuy

Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Los tambores comenzaron a sonar a la medianoche del miércoles y sonaron todo este jueves 12 de octubre en el monumento natural Cerro María Lionza en Quibayo, municipio Bruzual del estado Yaracuy. Desde hace 75 años, en un lugar llamado «Portal Palo Mayor» se realiza el Baile en Candela, una danza indígena en la que participan representantes de la comunidad y grupos populares de Venezuela, y hasta personas que viajan desde el exterior para venerar a la «Reina María Lionza«, una figura mitológica que algunos consideran diosa indígena, protectora de la naturaleza. Cultura ancestral del país llena de misticismo y leyendas.

«Las personas bailan pasando por las brasas y no les pasa nada porque están en trance para rendirle tributo a María Lionza. Los que son ‘materia’ le danzan y se purifican. Luego les baja la espiritualidad, se persignan y dicen cuál espíritu es, y siguen bailando», comenta Wendy Navarro, representante espiritual de la comunidad de Quibayo.

Este año visitaron 7.500 personas a Quibayo, y unas 500 adicionales al sector de Sorte. «Desde antes de la pandemia no venía tanta gente«, exclama Ángela Castellano, italiana, con 60 años en Yaracuy. «Estamos buscando el renacimiento de nuestra gran montaña que representa a María Lionza. Ella es un mito, no lo podemos declarar religión porque no pertenecemos a ninguna religión. Nuestra religión es la católica. Cuando conjuramos un tabaco o vamos a hacer la petición, al primero que nombramos es a Dios y la oración del Padrenuestro y el Avemaría. Pero María Lionza es magia pura», menciona.

Castellano se encarga de atender una tienda a la entrada de Quibayo, donde vende contras o amuletos para la protección. «La María Lionza que llamamos la madre, para mí sincretiza a la virgen María, porque es una niña virgen. Una de las leyendas dice que su nacimiento fue antes de la llegada de los españoles, era una niña indígena, pero de ojos verdes. Un día el brujo de la tribu le advirtió a su papá, un cacique, que el nacimiento de la niña iba a traer una gran desgracia, pero no sabían que iban a llegar los españoles a arrasar con todo. Entonces, cuando nace le dicen que la tienen que matar y él se niega a hacerlo y la esconde aquí en Quibayo, en una cueva, y los guardianes eran indígenas», comenta.

Otras la llaman María de la Onza y la representan como una mujer muy bella, desnuda, montada sobre una danta. En los centenares de altares que se arman en la montaña, María Lionza se ve acompañada de la imagen del Indio Guaicaipuro y el Negro Felipe, y juntos son «las tres potencias». Los espíritus que viven en el mundo de María Lionza se organizan en cortes. De todos los estados del país llegan decenas de personas en caravanas, vestidas de un color en específico que le rinden culto a cada corte.

Wendy Navarro dice que existe la corte celestial, con figuras de ángeles y hasta la Virgen de Coromoto, también está la corte indígena en la que ella cree, la corte libertadora, que la representa Simón Bolívar y próceres de la independencia y hasta presidentes de Venezuela. Está la corte médica, que tienen como figura central al beato José Gregorio Hernández. La corte chamarrera se identifica porque son imágenes de viejos curanderos, la corte africana en la que destaca la cultura yoruba, la corte malandra, quizás la más contemporánea, formada por figuras que delinquieron en vida, y a ella le piden las personas que han estado presas o han cometido delitos. También está la corte vikinga, se caracterizan porque las personas que son materia o médium suelen autoflagelarse hasta sangrar en los ritos que realizan.

Puede ampliar esta información en nuestra edición impresa de este viernes, 13 de octubre.

 

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