William Croes | LA PRENSA.- Estudiantes universitarios sienten más temor a esperar en las paradas que presentar un parcial final sin haber estudiado. Los bachilleres son un blanco fácil para los malandros que merodean diariamente los alrededores de las casas de estudio públicas y privadas en busca de hacerse objetos de valor.
En las paradas de las universidades privadas se concentran más los casos de robo a estudiantes. Los malandros se benefician de la escasa vigilancia policial para atacar a los chamos. Por lo general son dos o tres personas, uno o dos armados, que dan el quieto mientras el otro espera en una moto o carro sin placa para huir con el botín segundos después del zarpazo.
“En media carrera ya me han robado dos celulares, una billetera y una calculadora”, expresa Raul Morales, estudiante de Ingeniería en Telecomunicaciones en la Fermín Toro de la Chucho Briceño, quien comenta que, gracias a Dios solamente ha sido pérdidas materiales y su vida no ha corrido peligro pese amenazas con pistola en mano.
Las paradas cercanas a las universidades son sitios idóneos para los malandros porque no cuentan con presencia policial y el patrullaje es mínimo. Los antisociales operan a sus anchas, ya les da igual si la parada está casi vacía o si hay mucha gente porque igual desenfundan las pistolas para llevarse las carteras de las muchachas y los bolsos de los chamos.
Las paradas más candelas son las que están en la Universidad Yacambú, en la urbanización La Mora, y en las dos sedes de la Fermín Toro en la Chucho Briceño y El Ujano. No es casualidad que apunten más a las universidades privadas donde se supone que hay bachilleres con mayor poder adquisitivo y por ende mejores celulares y más plata.
Pero no solo las paradas es donde se concentra el peligro. Dentro de las busetas también hay bastantes robos. A las unidades de la Ruta 5 y Ruta 6 que circulan por la UFT de El Ujano las tienen de sopita. Los choros se suben unas cuadras después de la universidad, sacan una pistola, y a veces secuestran las busetas y se las llevan para Las Clavellinas e Indio Manaure donde dejan a los estudiantes hasta sin libros.
“Nosotros los estudiantes estamos muy golpeados por la situación económica, pero también por la inseguridad”, expresa Morales.