Osman Rojas | LA PRENSA.- La fuerte lluvia que caía sobre la ciudad no los frenó. Cargando a niños en brazos los padres formados en cola a las afuera del Farmatodo ubicado en Bararida esperaban pacientemente para poder comprar pañales, hasta que las puertas del comercio se cerraron a medias.
La incertidumbre invadió a los presentes, quienes empezaron a cuchichear entre ellos. Cuando las cosas no se habían terminado de aclarar, las personas formadas en la cola vieron cómo dos carros particulares se estacionaban en el comercio.
Cuatro hombres bajaron de los vehículos y saludaron a los guardias que estaban en la puerta. Unos dos minutos estuvieron en la entrada y pasaron al comercio. No habían pasado cinco minutos, cuando los hombres salieron con bolsas llenas de pañales.
Esta imagen llenó de impotencia a los presentes, quienes se fueron detrás de los hombres para que devolvieran la mercancía, pero los compradores sacaron pistolas.
“Eran funcionarios que llegaron de civil y sacaron la mercancía. Da rabia que pasen este tipo de cosas porque aquí hay gente con necesidades que se queda sin comprar por culpa de unos vivos”, relató Ana Castañeda, una de las mujeres formadas en el local.
Luego de esto un vocero de Farmatodo le notificó a las personas formadas que ya no venderían más nada, pero los padres no se fueron. De a poco se fueron acercando a la entrada y querían entrar a la fuerza para ver si no quedaba mercancía.
El alboroto llamó la atención de todos los que pasaban por la avenida Libertador y un funcionario de la Sundde que vio lo que pasaba se bajó en el local y obligó a los administradores a abrir el depósito. Allí el funcionario encontró toallas sanitarias y jabón en polvo, y de inmediato ordenó vender la mercancía.