Los padres junto a sus hijos colmaron este domingo la Catedral de Barquisimeto para escuchar la misa por el Día del Abrazo en Familia. Estuvieron atentos al recordatorio de que la familia es el lugar de oración, siendo la insistencia del padre Badoglio Durán, como enlace para unir a partir de la comunión con Dios y sin olvidar el valor de sanación por el contacto directo con los seres queridos.
La palabra de Dios puede dar más calor al hogar por los afectos y valores cultivados para ser mejores personas. Explicó que esto se alcanza con el amor de los padres hacia sus hijos, cariños demostrados y que más adelante serán retribuidos, sin condenarlos a la soledad durante la vejez.
«La familia puede estar fraccionada y por eso están llamados a rescatarse desde la oración», dijo el padre, al considerar esa poderosa influencia para unir desde la espiritualidad. El corazón se tranquiliza y la serenidad se transforma en bienestar para todos los miembros de la familia.
De allí el rescate de los espacios para el reencuentro, considerando las amenazas actuales que no se limitan a la separación geográfica, porque se comete el error de distanciarse aún viviendo juntos. Entiende la extrema responsabilidad de los padres con el trabajo, pero siempre es necesaria la disposición de compartir tiempo de calidad, sin excusas de preocupaciones y sólo dedicándose a compartir las experiencias de los hijos, conocer su entorno y acompañarlos en sus expectativas.
Se debe promover la paz en las familias
Es un ambiente de paz, entendiendo al hogar como ese aposento donde se respeta a Dios y se deriva el bienestar en general.
También destacó que no se debe enfocar el abrazo a una efemérides porque su carácter sanador puede reconfortar en cualquier situación. Sentir ese calor humano, incluso desde el silencio, habla de ese apoyo incondicional para sobreponerse a emociones desagradables. Quien recibe el abrazo siente la compañía y mientras aquel que lo ofrece puede sanar una herida y reconfortar aún sin pronunciar tantas palabras de aliento.