Osman Rojas | LA PRENSA.- Las luces en los consultorios privados se han apagado y los cubículos en los centros públicos se han quedado vacíos, ese es el duro escenario con el que debe lidiar la medicina hoy en día. En promedio son tres los especialistas que por semana van al Colegio de Médicos a sellar sus papeles para irse del país en busca de mejoras económicas y mayor seguridad a la hora de ejercer la carrera. “¿Y qué vamos a hacer aquí? Ni trabajando toda la vida vamos a poder comprar un carro o una casa”, dice Miguel Sánchez Paz, médico internista que este miércoles empezó con el trámite para irse de Venezuela.
Chile, Ecuador, España Colombia y Canadá son los destinos elegidos por los profesionales de la medicina, ya que en estos países presentan un sistema de salud público que les permite ingresar sin mayores problemas.
La fuga de médicos empezó hace unos tres años y al sol de hoy, las instituciones (públicas y privadas), no han terminado de asumir el golpe. En el Hospital Central, por ejemplo, hacen falta 186 especialistas, casi la misma cantidad de médicos adjuntos que hay en la institución.
Marcial Daza, director del Antonio María Pineda, cuenta que lo que más hace falta son anestesiólogos y cirujanos. “Cuando encuentran una mejor opción se van, y quién puede juzgarlos”, dice Daza. El galeno considera que las condiciones no están dadas para ejercer la profesión en los centros públicos y asegura que quienes están dentro de los hospitales es porque aman la carrera.
“Para nadie es un secreto que la escasez y la falta de equipos frustra a la mayoría de los profesionales quienes se ven de manos atadas al no poder brindar la ayuda que requiere el paciente”, lamenta.
El doctor Ruy Medina, director sectorial de Salud en el estado, comparte la opinión de Daza y hace un llamado al Gobierno nacional para que la profesión no sea desprestigiada ni pierda el valor humano para el que está consagrado.
“Uno ve que gradúan a los médicos comunitarios y que incluso ganan mejor que nosotros y eso molesta. Muchos especialistas se van del país porque se sienten irrespetados por un sistema de salud que no les permite ejercer y crecer como profesionales”, lamenta el doctor Medina.
Elías Mubayed, presidente del Colegio de Médicos en el estado Lara, cuenta que las especialidades que más salen del país son aquellas que por formación son mucho más complejas.
Neurocirujanos, anestesiólogos, médicos internistas, cardiólogos, pediatras y bacteriólogos son los que se bajan con mayor facilidad del barco pues son las áreas que más demanda tienen en el exterior.
“El médico venezolano está muy bien formado y eso es valorado en los países del continente”, dijo Mubayed. Agregó que lo que más preocupa es la apatía que muestra el Gobierno nacional para frenar la fuga de profesionales.
Metas inconclusas
Mubayed también agrega que el crecimiento profesional en el país se ha vuelto imposible debido precisamente a la crisis económica que atraviesa Venezuela. Abrir un consultorio privado sólo es posible en sueños, primero porque los equipos de especialidades son importados y sus precios son elevados, y segundo porque
el precio de la consulta, un monto digno de un profesional de la medicina, no puede cubrirlo un venezolano que gana por ejemplo sueldo mínimo.
“Cada vez es más complicado montar un consultorio debido a los precios que se manejan hoy en el mercado. El Ejecutivo nacional juega a matarnos y sólo lo que sale del sistema paralelo (Médicos Integrales) es aceptado por ellos”, sentenció el especialista.