Osman Rojas | LA PRENSA de Lara.- En Lara hay unas 100 personas esperando por un trasplante de riñón. Según los datos aportados por la Fundación Amigos del Paciente Renal, en la región cada vez son más las personas que se suman a una lista que no para de crecer desde hace cinco años cuando, de la noche a la mañana, en todo el país se dejaron de realizar esta clase de intervenciones.
Aunque no hay una lista de cuántos pacientes están esperando a nivel nacional (en el último censo hecho en 2017 la cifra sobrepasaba las 800 personas), se estima que esta deuda quirúrgica podría ser saldada en unos dos años si se reactivan los quirófanos a nivel nacional; sin embargo, eso parece utópico para los enfermos pues muchos han muerto en la espera de una operación que alargue sus vidas.
«La muerte llega primero que el trasplante», es lo que dicen los pacientes que aceptan con tristeza la realidad que les toca vivir, pues entienden que una operación de riñón en cualquier país del mundo supera los 10 mil dólares, dinero que no todos pueden pagar. «Nos toca morir conectados a una máquina«, es otra de las frases que se escucha con frecuencia en las unidades de diálisis del estado.
Según explica Daniel Colmenárez, presidente de la Fundación Amigos del Paciente Renal, los trasplantes de riñón fueron parados por la falta de inmunosupresores (medicamentos utilizados por los enfermos para no rechazar el órgano trasplantado). «Lo que dicen es que no llegan los medicamentos y eso mantiene en vilo a muchos enfermos», dice.
Lo que más preocupa a los enfermos es la postura silente del Gobierno Nacional, pues a pesar de las múltiples protestas registradas a nivel nacional las autoridades no emiten ningún comunicado que tranquilice un poco a los enfermos.
«Lo único que sabemos es que la desesperanza abraza a las personas que esperan por un trasplante. Tristemente, hay enfermos que se quedaron con todos sus exámenes hechos, pero nunca encontraron un cupo para poder operarse», asegura Colmenárez.
El defensor de los derechos de los pacientes renales explica que estas intervenciones se dejaron de hacer en Lara en el año 2001 y luego fueron ciudades como Acarigua, Maracaibo, Valencia y Caracas las que cerraron poco a poco sus espacios quirúrgicos.