jueves, 21 noviembre 2024
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Mini granja en la Ruezga Norte

R. Peñaranda – Pasante- EE | LA PRENSA.- Residentes de la Ruezga Norte, sector 2, vereda 15, aprovechan sus fren­tes, que comunica con la quebrada, para hacer pe­queños huertos en donde siembran diversidad de vegetales, frutas y legum­bres.

Son aproximadamente cuatro familias del sector que han tomado su fren­te para hacer su propio huerto, mientras otras fa­milias utilizaron el espa­cio para tener sus jardi­nes, en donde pasan las tardes bajo la brisa de los árboles que han planta­do.

La familia Bravo fue quien promovió esta ini­ciativa, cuando en el año 2002 decidieron colocar un relleno en frente de su casa, que comunica con la quebrada, para ni­velar el suelo, y darle uso al espacio. Para ese en­tonces varios vecinos es­taban en desacuerdo, se­gún los rumores en la ca­lle, pero más tarde todos comenzaron a hacer lo mismo, colocando el re­lleno y sembrando matas de distintas especies, en el terreno que le corres­pondía, explica la familia.

Aunque la quebrada se encuentre a un lado, los vecinos expresan que ellos mantienes los espa­cios limpios, gracias a que cuentan con un buen servicio distribución de agua por tubería, sin ra­cionamiento; comentan que sólo en temporadas de lluvias toman preven­ciones con las siembras, sobre todo las de carao­tas, ya que la canal crece y puede llegar a arrastrar el cultivo.

Mini granja Los Tetrus­co, es el nombre que lleva el espacio que con mu­cho esfuerzo y dedica­ción Luis Bravo y Damary Pérez han levan­tado, con la ayuda incondicional de sus hijos y los padres de la dama.

“Todos los días rega­mos las matas, se lleva tiempo, pero todos nos proponemos a mantener el espacio” señala la se­ñora Marisela Crespo, madre de Damary, explicando como se reparten entre todos los miem­bros de las casa las res­ponsabilidades para mantener el huerto y los jardines de su mini gran­ja.

Esta familia comenzó sembrando plantas de cambur; y para el mo­mento ya cuentan con cultivos de caraotas, quinchoncho, maíz, Yu­ca, uvas, tomate, lechuga, pimentón, cebollín, ají dulce, mango, manga, aguacate, tamarindo, guayaba y mandarina, que aún están pequeñas.

Tienen además algunos materos con calas, tulipa­nes y aves de paraíso. Para el señor Luis Bra­vo, quien fue el precur­sor de esta iniciativa, lo más significativo, son las
tres matas de parchitas, a las cuales él mismo le hi­zo una base con palos y mallas de construcción en forma de arco, donde ellas caen, y permite el paso por debajo del arco para recoger la cosecha.

Cuando se dan las cose­chas los esposos compar­ten entre los vecinos, la frutas, hortalizas y le­gumbres que han culti­vado.  También cuenta con un espacio con grama don­de se reúnen en las cele­braciones de la familia, o de algún vecino. Para las fechas festivas como car­naval o semana santa, co­locan una piscina de plástico para que los ni­ños de la comunidad compartan en el lugar.

Sara Soto, vecina de los Bravo, también ha utili­zado su frente para hacer un huerto, el cual cuenta con 11 matas de cafés, “las sembré con unas se­millas que me traje de Mérida hace unos tres años” comenta la señora Soto. Hasta el momento contabiliza 5 cosechas, cuales ha repartido entre sus amistades, confiesa que fue hasta hace poco tiempo que probó el café, en la última cosecha, porque el proceso para el secado y tueste del café es muy tedioso.

La mini granja de la fa­milia Bravo es muestra de que las condiciones para vivir también se ha­cen, así como varias de estas familias han traba­jado con constancia y por iniciativa propia en tener un espacio en conexión con la naturaleza; todo es cuestión de esfuerzo y dedicación, así lo certifi­có la señora de Bravo.

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