LA PRENSA.- En un rancho de bahareque que sólo está dividido en un espacio, habitado por ocho personas, se encuentra la familia Timaure. Se mantienen a la espera de que les terminen la casa que fue iniciada hace más de seis años, otorgada por la Misión Vivienda para el caserío de Moroturo en el municipio Urdaneta.Coromoto Timaure, jefe de familia, cuenta que les entregaron algunos materiales y comenzaron a levantar la casa, pero desde hace un año la obra se paralizó.
“Nos dijeron que nosotros debíamos pagar la mano de obra y quedaron en traernos los materiales que faltaban, pero ha pasado el tiempo y no se han vuelto a ver”, asegura Timaure, que afirma estar viviendo mal porque están “apretaditos”, en un rancho muy pequeño.
Son 20 casas las que están sin culminar, unas que solo tienen los tubos, otras están sin el techo, ni puertas ni ventanas, todas sin pisos, ni cableados, las tuberías a medias y los dueños preocupados. Las 20 familias que esperan la culminación de sus viviendas explican que no han tenido respuesta de lo que pasará con la obra, pero a pesar de esto aún mantienen la esperanza de que sí se las entregarán.
Petrona Querales, otra de las que reside en un rancho de bahareque, cuenta que se atemoriza cuando llueve porque el agua se le mete a su hogar, por ello espera con ansias que le entreguen su casita. Las familias a las que se les fue asignada las casas confiesan vivir mal, porque en cada rancho habitan entre ocho y diez personas, estos no están divididos, lo que deja como resultado que no tengan privacidad. A la hora de dormir se acomodan como sardi