La autolesión, también denominada autodaño, es considerada un problema de salud pública, que afecta a cuatro de cada 10 adolescentes, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Este acto se ha transformado en un «grito silente» de auxilio para quienes lo sufren. Psicólogos explican que este comportamiento es una vía de escape que permite mitigar la sobrecarga, el estrés y las diversas alteraciones psicológicas que un individuo puede experimentar.
La doctora Azucena Díez, psiquiatra infantil y miembro de la escuela de Medicina Psiquiátrica de la Universidad de Navarro, explicó en el portal web de la institución que «la persona no busca llamar la atención, sino una forma de pedir ayuda porque en realidad la necesitan y ejemplifica los casos con adolescentes con trastornos alimenticios que recurren al daño personal, para mitigar la culpabilidad de haber comido y vomitado a la vez».
Según la Organización Mundial de la Salud, al menos 14 millones de episodios de autolesión ocurren anualmente en el mundo, mientras que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), recalca que las autolesiones están vinculadas a problemas de salud mental y factores psicosociales como el acoso, la violencia, los cambios de vida, la presión académica o la soledad que se han visto agravados en el contexto de mayor uso de internet y redes sociales.


La psicóloga, Milagros Briceño, afirmó que los adolescentes y jóvenes son la población más propensas a sufrir de esta conducta que no es un indicativo de suicidio, aunque las diferencias sean muy mínimas, pero el no tratarlo puede conducir a eso.
«Generalmente, esto ocurre entre los 12 y los 28 años. Las causas pueden ser multifactoriales como, por ejemplo, la falta de capacidad de afrontar situaciones difíciles y la dificultad para controlar las emociones. Las personas que recurren a la autolesión, en su mayoría son víctimas de violencia o bullying, poseen baja autoestima y son muy solitarias. La diferencia entre el suicidio y la autolesión es que el primero apunta a una patología mental, como la depresión, mientras que la autolesión busca canalizar emociones a través del daño personal», apuntó Briceño.
El psicólogo, Héctor Manzanilla, destacó que la autolesión es un comportamiento muy repetitivo en las personas y que incluso se le es catalogada como adictivo.
Manzanilla afirma que a menudo las autolesiones pueden tener secuelas físicas y emocionales en la vida de los jóvenes, como cicatrices, infecciones, dificultades para relacionarse con los demás, conductas impulsivas e inesperadas.


Diferentes tipos de autolesiones y en quién suelen presentarse
Estudios publicados por la escuela de Psicología de la UCAB sostiene que las autolesiones más frecuentes son las quemaduras con colillas de cigarro, rozaduras con paredes rústicas, golpes a sí mismo, tricotilomanía que consiste en arrancarse el cabello y la dermatilomanía, conducta asociada en reabrirse las heridas de la piel impidiendo su total cicatrización.
La psicóloga especialista en adolescencia, Génesis Anzola, explicó que hoy en día hay una tendencia en adolescentes de recurrir a la autolesión por circunstancias que viven en las escuelas o porque hubo o una pérdida familiar o de una mascota, también por una ruptura entre mamá y papá.
«Lo recomendable a los padres es monitorear las actitudes de los hijos, porque la persona que se autolesiona siempre manifiesta algún comportamiento que no es normal en ellos, por lo menos aislamiento o uso de ropa o indumentarias que oculte el daño causado. Para los adultos, la asistencia a un profesional es vital cuando se comienza a evidenciar que algo no es normal y que produce daño», afirmó Anzola.
Los especialistas recomiendan la práctica de algún deporte para revertir los efectos de la autolesión, así como evitar episodios de estrés o cualquier desencadenante. También sostienen que herramientas sencillas, como morder o golpear una almohada y aplicar técnicas de respiración son de ayuda.


