Mientras los incendios forestales continúan arrasando el noroeste de España y el norte de Portugal, los satélites en órbita están captando la magnitud del desastre. Desde el espacio, la tragedia es visible a través de los enormes penachos de humo que se elevan sobre la Península Ibérica y se extienden sobre el Atlántico y el Mediterráneo, ofreciendo una perspectiva alarmante de la crisis ambiental que afecta a la región.


Ante la emergencia, el Servicio de Cartografía de Emergencias Copernicus de la Unión Europea se ha activado para generar mapas de rápida respuesta. Estas representaciones visuales, creadas con datos satelitales, son herramientas cruciales para guiar a los equipos de emergencia, evaluar los daños causados y ayudar a preparar medidas de prevención para futuras catástrofes. Hasta la fecha, los incendios han arrasado casi 400.000 hectáreas.
Una imagen captada el 17 de agosto por la misión Sentinel-3 muestra cómo el humo no solo cubre zonas de Galicia y el norte de Portugal, sino que también se extiende hacia el Golfo de Vizcaya y se mezcla con las nubes atlánticas. Incluso una parte de la columna de humo se ha adentrado en la costa mediterránea española, evidenciando la amplia dispersión de los contaminantes.


El problema de los incendios no se limita solo a las llamas, ya que la combustión libera una gran cantidad de contaminantes que deterioran la calidad del aire. Según datos del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera (CAMS), se han registrado concentraciones elevadas de monóxido de carbono en el sur de Europa. Este gas, invisible y tóxico, representa un riesgo adicional para la salud de millones de personas en la región, agravando las consecuencias de la catástrofe.