Osman Rojas | LA PRENSA.- Hace dos semanas, el señor Ernesto Vásquez ingresó a la Emergencia del Antonio María Pineda con una fractura en el fémur luego de una caída. El hombre, de 76 años, fue hospitalizado de forma inmediata porque necesitaba ser operado, pero la escasez de insumos y anestésicos dentro de la institución frenó la intervención de los médicos.
Los doctores le dieron a su hija, María Vásquez, una lista de insumos para intervenir al señor. Luego de dos meses y de gastar casi un millón de bolívares entre kits operatorios y relajantes musculares, los médicos le pidieron a Vásquez cemento óseo.
La muchacha salió a buscar el material ortopédico y casi se muere del impacto cuando en la casa farmacéutica le pidieron 960 mil bolívares por la bolsita. “Iré a vender la casa”, dice Vásquez con desesperación antes de añadir que “para operar a un paciente siguen pidiendo los insumos y eso es algo que nos preocupa porque la mayoría de personas que estamos aquí somos de bajos recursos”, dice.
En total, para poder operar a su papá Vásquez debe tener un millón 800 mil bolívares, pues el Antonio María Pineda reserva insumos básicos como anestesia o relajantes musculares para estrictas emergencias. Jesús Guarecuco, médico residente en el Antonio María Pineda, ha denunciado en reiteradas ocasiones la calamidad que atraviesan los pacientes.
El cirujano cuenta que lo que menos distribuye el Gobierno nacional son anestésicos y relajantes musculares, situación que obliga a los especialistas a pedirle todo a los familiares para poder intervenir.
“Tenemos la disposición, pero sin material médico quirúrgico estamos atados de manos”, lamenta Guarecuco. Marcial Daza, director del Hospital Central, comparte la opinión de Guarecuco y asegura que, a pesar de la presencia de los militares, la institución sigue careciendo de insumos.
“Somos el hospital que más operó en todo el 2016 y esa cifra podría ser más alta si tuviéramos insumos para trabajar”, soltó Daza.