Ágatha Reyes | LA PRENSA.- Ahora son los guaros quienes quedan congelados al ver los precios de los refrescos. Una Coca Cola de dos litros ya pisa los Bs. 980 mil, precio que espanta a quien se acerca a las neveras de las panaderías o locales de comida esperanzado en degustar una de las bebidas que era ícono de las comidas familiares.
Ahora los almuerzos y cenas ya no cuentan ni siquiera con un refresco de naranja frío, pues este también ha superado los 700 mil bolívares, precio que sobrepasan un sueldo quincenal de un trabajador común, que está por el orden de los Bs. 600 mil, pues según el último ajuste salarial decretado por el Ejecutivo nacional el ingreso mínimo apenas llegó al millón de bolívares.
“¿Un refresco? eso ya no combina con nuestro bolsillo”, dijo de forma jocosa Xiomara Giménez, una ama de casa que comenta que ni con refrescos, ni con un jugos naturales puede acompañar las comidas diarias, pues sus ingresos mensuales apenas le rinden para comprar en el mejor de los casos un kilo de arroz y pasta.
Y es que ni para las fiestas infantiles los guaros están buscando los refrescos. “Más nunca compramos refrescos, y estamos buscando una opción distinta para acompañar las tortas. ¿Cómo vamos a sacar más de seis millones para comprar sólo 6 refrescos?”, dijo Carmen Montilla, preocupada pues en la iglesia que asiste ya están organizando el día del niño y al parecer el gran ausente será el refresco, pues ni el de litro y medio es asequible para la gente.
Se suman a la carrera
La galopante inflación no sólo alcanzó a las bebidas burbujeantes. Los jugos también han comenzado a subir de forma acelerada de precio. Un jugo de naranja de dos litros que hace sólo unos tres meses tenía un costo de 25 mil bolívares ya supera los 200 mil bolívares.
Lo que representa un aumento de más del 100% en el costo final del producto, situación que se repite en la mayoría de las presentaciones y marcas de bebidas que a principio de año eran las más buscadas por los
guaros.
“Necesitamos que el gobierno estabilice los precios, porque no es sólo el precio de un jugo o de un refresco, son los productos de la cesta básica que cada vez están más costosos y complicados para adquirir”, dijo con preocupación Eduardo Gil, un padre de familia que debe rebuscarse con dos trabajos para cubrir los gastos de su casa.