Ágatha Reyes | LA PRENSA.-Realizar un trámite en el Edificio Nacional depende de un sorteo. No importa si llegan a las 3:00 o 7:00 de la mañana, quien desee apostillar algún documento debe colocar su cédula en una caja para que un funcionario eche a la suerte quién entra y quién no.
Este nuevo método se torna incómodo para quienes acuden desde la mañanita al Edificio Nacional, pues no tienen seguridad de iniciar y finalizar el proceso en un solo día.
Al parecer, la medida es utilizada para evitar que “bachaqueros vendan los puestos” y que la gente pernocte de madrugada en la Plaza La Justicia; sin embargo, larenses la describen como “más burocracia” para evitar que adultos y jóvenes legalicen sus papeles en aras de salir del país.
Douglas Juárez permanecía en las afuera del Edificio Nacional y aunque llegó bien temprano no quedó entre los 40 cupos que se rifan para apostillar su título universitario, recuerda que hace dos años no tenía que “pasar tanto trabajo” porque era un proceso sencillo.
Además, refiere que son tres pasos que deben hacer en tres días distintos lo que les quita más tiempo. “Primero se registra el título, luego se entrega el váucher y por último uno lo retira”.
Menciona que son muchos los que duran hasta una semana “ligándole a la suerte” intentando apostillar. Tal es el caso de Desirée Eacalona, que tiene tres días rogando que su cédula salga de la “cajita milagrosa”, pero no ha tenido éxito.
Precisa que aunque es una manera de evitar que “los bachaqueros” hagan de las suyas vendiendo el puesto en 40 mil bolívares, quienes vienen desde lejos pierden tiempo y dinero al no lograr pasar el mismo día. “Esto es más burocracia, uno aquí pierde la madrugada”, dijo.