Familia Cordero Ágreda honra al Hijo de Dios desde el siglo XIX.
Guiomar López I LA PRENSA DE LARA.-La espalda sangraba por los golpes reiterados del látigo sobre sus heridas, estaba arrodillado a poco para su crucifixión y pensativo, es lo que representa la imagen tallada en madera de «El mayor dolor de Cristo» de la que se tiene conocimiento desde el año 1.864 cuando fue comprada por Mercedes Ortíz por un monto de 150 pesos, sin embargo se estima que la misma haya sido tallada por los años 1.700 y proviene de España.& ;
Desde su compra han transcurrido 160 años, de los cuales 138 años y por cinco generaciones ha sido cuidada, honrada y venerada por los descendientes de Juan Lorenzo Cordero Landaeta y Julia Dolores Agreda de Cordero, que en 1.886 recibieron de manos de Ortíz, la talla de «El mayor dolor de Cristo» y abrieron las puertas de su casa para mostrar este dolor de Jesús que llama a reflexionar, a dejar la indiferencia ante el amor paternal y lo pertinente de saber llevar las amarguras de la vida.& ;
Indagar sobre esta devoción caraqueña con nexos familiares barquisimetanos es entrar en el seno familiar de profunda creencia católica, más allá de una promesa, es el reconocimiento del hijo de Dios sacrificado por los pecados del mundo. Es apreciar esas huellas de su génesis fervorosa, de la que muestran con orgullo una secuencia de estampas con la plegaria milagrosa, que acostumbran compartir en la misa. Conservan muchas, en las que se aprecia la evolución gráfica de la sagrada imagen impresa, desde el blanco y negro hasta la modernidad, en su fusión de colores y luminosidad.
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