Jennifer Orozco| LA PRENSA.- “Voy a dormir en la puerta, mujer”, le dijo Luis José Rodríguez Méndez (19) a su esposa porque no aguantaba el calorón que había a las 9 de la noche del domingo en el sector Licua de Duaca, municipio Crespo que estaba sin servicio de energía eléctrica. Horas después, el chamo fue asesinado en su vivienda que se ubica en la calle 1.
El plomazo rompió el silencio que había en la zona durante el apagón. Luis José agarró el colchón con las dos manos, caminó unos 12 pasos desde el cuarto principal hasta la entrada de su casa y se acostó. A los minutos, sintió un poco de frío, se acostó bocarriba y se cubrió con la sábana.
Cuando eran las 2:00 de la madrugada se escucharon pasos por el callejón que sube desde la calle principal cerro arriba por toda la calle 1. De repente se escucharon saltos. Transcurrieron unos cinco minutos cuando un plomazo rompió definitivamente el silencio y seguido a ello pasos, murmullos y el arranque de un carro..
A los segundos, otro ruido invadió el lugar y eran los gritos de una mujer que hicieron que los vecinos se despertaran.
“Lo mataron, ayúdenme, ayúdenme”, exclamaba la mujer de Luis José de forma airada, mientras bajaba corriendo el cerro buscando ayuda de los muchos familiares del chamo que residen cerca.
Primos y tíos de la víctima salieron a apoyarla. Subieron los 10 escalones de cemento hasta llegar a la casita de bloques y zinc donde vivía el chamo. La escena era horrible. El cuerpo del chamo estaba sobre su colchón, con un charco de sangre bajo su cabeza. Desde ese momento en el lugar se acabó el silencio, pero el apagón se mantuvo hasta después de las 10 de mañana.
Los matones se escaparon ayudados por la oscuridad que había. Ellos andaban en un carro Maverick del 84 blanco y que presuntamente era robado. El vehículo no arrancaba de inmediato y los matones, al parecer, lo incendiaron frente a la Capilla San Rafael en Licua.
Según cuentan los vecinos eran 4 los matones y le robaron la camioneta a un señor que iba pasando para poder escapar del sitio.
Trascendió que los asesinos no llegaron directamente a la casa de Luis José, sino que iban buscando a alias el “Loro”, quien vive tres casas más arriba de la víctima.
Ellos eran amigos. Al parecer se la pasaban juntos, pero “Loro”, de quien sólo se sabe que se llama Miguel, andaba en malos pasos.
Presumen que eran “culebra” del “Loro” y al no conseguirlo, arremetieron contra Luis José.El chamo tenía toda su vida viviendo en el sector y familiares como la abuela, tíos y madre también residen a metros de
donde ocurrió el crimen.
Se conoció que Luis José tenía un pequeño terreno que le dejó su papá y cuando decidió juntarse a su pareja e hijo de un año, el mismo padre le ayudó con los materiales de construcción, levantando la casita de bloques y zinc.
Además de esto, el papá de Luis José le había prestado un camión 350 para que trabajara. Hacía fletes de materiales de construcción, desde Barquisimeto hasta Duaca. Con esto mantenía a su familia.
Sus tíos aseguran que era un chamo sano, que no tenía enemigos, pero desconocen qué tan amigos eran “Loro” y él. Supuestamente, “Loro” tiene un antecedente por homicidio y hace algunos días riñó con otros hampones quienes le juraron la muerte. Para el momento del homicidio el “Loro” no estaba en su casa y no llegó en la mañana.