martes, 5 noviembre 2024
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Le dan un disparo por ser pana de «El Loro»

Jennifer Orozco| LA PRENSA.- “Voy a dormir en la puerta, mujer”, le dijo Luis José Rodríguez Méndez (19) a su esposa porque no aguantaba el calorón que había a las 9 de la noche del domingo en el sector Licua de Dua­ca, municipio Crespo que estaba sin servicio de energía eléctrica. Horas después, el chamo fue asesinado en su vivienda que se ubica en la calle 1.

El plomazo rompió el si­lencio que había en la zo­na durante el apagón. Luis José agarró el col­chón con las dos manos, caminó unos 12 pasos desde el cuarto principal hasta la entrada de su ca­sa y se acostó. A los mi­nutos, sintió un poco de frío, se acostó bocarriba y se cubrió con la sábana.

Cuando eran las 2:00 de la madrugada se escu­charon pasos por el calle­jón que sube desde la ca­lle principal cerro arriba por toda la calle 1. De re­pente se escucharon sal­tos. Transcurrieron unos cinco minutos cuando un plomazo rompió defi­nitivamente el silencio y seguido a ello pasos, murmullos y el arranque de un carro..

A los segundos, otro ruido invadió el lugar y eran los gritos de una mujer que hicieron que los vecinos se desperta­ran.

“Lo mataron, ayúden­me, ayúdenme”, excla­maba la mujer de Luis José de forma airada, mientras bajaba corrien­do el cerro buscando ayu­da de los muchos fami­liares del chamo que re­siden cerca.

Primos y tíos de la vícti­ma salieron a apoyarla. Subieron los 10 escalo­nes de cemento hasta lle­gar a la casita de bloques y zinc donde vivía el cha­mo. La escena era horri­ble. El cuerpo del chamo estaba sobre su colchón, con un charco de sangre bajo su cabeza. Desde ese momento en el lugar se acabó el silencio, pero el apagón se mantuvo hasta después de las 10 de mañana.

Los matones se escapa­ron ayudados por la os­curidad que había. Ellos andaban en un carro Ma­verick del 84 blanco y que presuntamente era roba­do. El vehículo no arran­caba de inmediato y los matones, al parecer, lo incendiaron frente a la Capilla San Rafael en Li­cua.

Según cuentan los veci­nos eran 4 los matones y le robaron la camioneta a un señor que iba pasan­do para poder escapar del sitio.

Trascendió que los ase­sinos no llegaron directa­mente a la casa de Luis José, sino que iban bus­cando a alias el “Loro”, quien vive tres casas más arriba de la víctima.

Ellos eran amigos. Al parecer se la pasaban juntos, pero “Loro”, de quien sólo se sabe que se llama Miguel, andaba en malos pasos.

Presumen que eran “culebra” del “Loro” y al no conseguirlo, arreme­tieron contra Luis José.El chamo tenía toda su vida viviendo en el sector y familiares como la abuela, tíos y madre tam­bién residen a metros de
donde ocurrió el crimen.

Se conoció que Luis José tenía un pequeño terre­no que le dejó su papá y cuando decidió juntarse a su pareja e hijo de un año, el mismo padre le ayudó con los materiales de construcción, levan­tando la casita de blo­ques y zinc.

Además de esto, el papá de Luis José le había prestado un camión 350 para que trabajara. Hacía fletes de materiales de construcción, desde Bar­quisimeto hasta Duaca. Con esto mantenía a su familia.

Sus tíos aseguran que era un chamo sano, que no tenía enemigos, pero desconocen qué tan ami­gos eran “Loro” y él. Supuestamente, “Loro” tiene un antecedente por homicidio y hace algu­nos días riñó con otros hampones quienes le ju­raron la muerte. Para el momento del homicidio el “Loro” no estaba en su casa y no llegó en la ma­ñana.

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