Euseglimar González | LA PRENSA.- “Al asesino de mi hijo no le deseo la cárcel; le deseo justicia divina porque eso va de generación en generación y cuando volteen a ver porqué están así, sabrán”, dice Maritza Aponte, madre de Manuel Sosa (33), asesinado hace un año durante las protestas de Valle Hondo en 2017.
Sentada en una silla de madera y a un lado de su esposo, Maritza habla con sus ojos llenos de lágrimas y suelta que aún recuerda como una película de terror la muerte de su hijo. La mujer detalla cuando corrió cuadra y media y se quedó paralizada al ver a su hijo desangrándose en la puerta de la urbanización. Relata que todo le parece que fue ayer, cuando a su hijo le dispararon y murió.
Maritza recuerda cómo era su hijo. “Siempre estuvo a mi lado”, relata. Se detiene al hablar sobre el asesino de su hijo y asegura que aun, cuando tiene orden de aprehensión, no le desea la cárcel. Por la muerte de Sosa existe una orden de detención contra un GNB, quien meses después de su muerte fue ascendido a capitán.
La mamá del asesino de mi hijo debe sufrir más que yo porque es un asesino”, sentencia Maritza, mientras que enfatiza que su hijo atendió el llamado de Dios.
En la sala de la casa de los Sosa hay tres cuadros pintados, todos son el rostro de “Manu” como lo conocían. Maritza explica el origen de cada pintura y hace mención al de Olivares, famoso pintor venezolano.
“Vine a conocer la historia de mi hijo cuando murió. Ese Manuel que era amigo y siempre quería el bienestar para todos, pero lo más importante es que quería un país, en donde su hijo y todos los niños pudieran caminar tranquilamente las calles”, dice Maritza casi en susurro y tratando de no llorar.
Los padres de Manuel cuentan que su hijo era muy ordenado, siempre estuvo trabajando y en sus tiempos libres salía como “Resistencia” a las calles para luchar por un mejor país. En la manilla de la puerta de su cuarto aún cuelgan las medallas que se ganó durante sus estudios y juegos.
Mensaje
La señora Maritza quiere mantener la lucha que emprendía su muchacho cada vez que salía a protestar contra el gobierno nacional, pero ahora en su sentimiento de dolor eleva un mensaje de aliento.
Le digo a todos los venezolanos que luchen por el país, ya yo lo hice… di a mi hijo”, expresa con las palabras más sentidas hasta el punto que rompe en llanto.
Cuentan que Manuel era del grupo de la resistencia desde 2014, Tony Canelón y él eran buenos amigos y el año pasado cuando Manuel se entera de la muerte le pegó muchísimo. “Al día siguiente dijo que tenían que salir para luchar”.
El padre de Manuel poco habla durante la entrevista, pero al preguntarle sobre cómo era la vida cotidiana con su hijo, se le entrecorta la voz. Alza su mano derecha y señala al fondo de la casa, hacia el patio, en donde está una hamaca.
Extraño todas las conversaciones con él. Cuando él llegaba de su trabajo hablábamos por mucho rato”, dice el padre quien tose para no llorar.