Euseglimar Gozález | LA PRENSA DE LARA.- José Humberto Hernández (67), detenido hace cinco años en Fénix, murió esperando que el Gobierno nacional acatara la medida emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). «Beto» como cariñosamente le decían, fue detenido en el año 2016 y lo vincularon en el caso de una avioneta cargada de droga solo por ser vigilante del Aeroclub de Barquisimeto.
El sábado, «Beto» fue trasladado desde Fénix hasta el Hospital Central Antonio María Pineda, pues las condiciones de salud del señor eran críticas, presentaba crecimiento prostático en tercer grado, hipertensión, neumonía con derrame pleural y presuntamente se contagió de tuberculosis dentro del penal. Norka Hernández, hija de «Beto» comenzó a buscar ayuda para poder realizarle unos estudios a su papá y lograr estabilizarlo, pero ayer luego del mediodía el hombre de 67 años, murió.
Casi dos meses después que la CIDH emitiera medidas cautelares a favor de José Humberto, el 28 de enero de 2021, falleció en el Hospital Central Antonio María Pineda, tras complicarse. Una vez fue publicada la medida cautelar LA PRENSA entrevistó a su hija y ella pidió en ese momento que el Gobierno nacional se «pusiera la mano en el corazón» para que se pronunciara.
«No quiero regresar a Fénix», esas habrían sido las últimas palabras de «Beto» hacia sus familiares, cuando estuvo recluido en el Hospital Central. Cada vez que su esposa e hija iban a visitarlo decía que iba a morir tras las celda siendo inocente.
Semanas atrás, su esposa lo visitó y lo vio muy mal, debía ser sostenido por otros reclusos para caminar.
Protesta
Desde el primer día de su detención, los familiares de «Beto» protestaron y alegaron que él era inocente. En su casa sacaron pancartas, hicieron vendimias para pagar a los abogados y exigieron su liberación.
Solo era un vigilante que tenía más de 12 años en ese oficio y que por ser trabajador del Aeroclub de Barquisimeto lo estaban vinculando a una «narcoavioneta» venezolana que fue capturada en República Dominicana el 24 de marzo de 2016, en el aeropuerto La Romana.
La detención
El 27 de marzo de 2016, tres días después de la incautación de la «narcoavioneta», donde iban distribuidos 349 paquetes de droga dentro de tres maletas y dos bultos y que fue descubierta al llegar al aeropuerto internacional de República Dominicana, «Beto» recibió una llamada de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), para que se dirigiera al comando y cuando llegó comenzaron a interrogarlo por una droga que había salido del Aeropuerto Internacional Jacinto Lara, el vigilante no sabía de qué le hablaban y aseguró desconocer los hechos, pero quedó detenido.
Ese año supo que en República Dominicana fueron detenidos los cuatro tripulantes y un hombre más que esperaba en el lugar, todos eran venezolanos, mientras que en Barquisimeto se practicaron las detenciones a cinco sargentos de la GNB, tres empleados de seguridad aeroportuaria, entre esos «Beto».
Denuncian que no recibió atención
El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) denunció que pese a que el Estado venezolano fue advertido sobre su delicado estado de salud de José Humberto, no recibió atención médica oportuna. Destacaron que en varias ocasiones le negaron el traslado a un hospital y la excusa, desde los tribunales o el Ministerio de Servicios Penitenciarios: «no hay gasolina, no hay transporte, falta un permiso».
El OVP detalló que desde el primer día de su detención fue víctima de tortura y comenzó a padecer los estragos de vida tras las rejas en Venezuela y sufrió ataques de pánico, además de otras enfermedades como la TBC.