Euseglimar González | LA PRENSA.- Diego Armando Gordillo (27) salió de la casa de su suegra en Indio Manaure hasta la calle. Se paró frente a la vivienda y le pidió a los niños que se metieran a la vivienda porque ya eran las 6:30 de la noche, justo en ese momento fue asesinado. El hecho fue el martes.
Un tipo a bordo de una moto, de color naranja, llegó hasta donde estaba Diego. Según versiones era un chamo, no llevaba tapado el rostro y sin mediar palabras sacó un arma y le disparó tres veces, en el costado, brazo y pierna. El matón huyó de la escena del crimen.
Diego cayó malherido en la calle, todos los vecinos salieron de sus casas a auxiliarlo y pocos minutos después lo montaron en un carro y lo llevaron hasta el Hospital Militar, pero minutos después murió.
«Cuando a él lo hirieron yo no estaba en el sitio, cuando llegué ya lo estaban montando en el carro para llevárselo al Hospital Militar. A él tuvieron que confundirlo, Diego no era una persona mala”, soltó con dolor Diana Gordillo, hermana del joven.
Diego había salido ese día de su trabajo y pasó por su casa en El Cercado a buscar comida para preparar en casa de su suegra, pues había decido quedarse allá para salir al día siguiente temprano a su trabajo. Trabajaba junto a su suegro como ayudante de albañilería.
Familiares del hombre aseguran que tuvieron que confundirlo con otra persona. Los vecinos del sector no pudieron verle bien el rostro al matón, pues aseguran que todo fue muy rápido.
Funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc investigan el móvil del asesinato. El cuerpo fue trasladado hasta la morgue del Hospital Central en la noche.
“Quiero que el culpable pague por lo que hizo. Que la justicia se encargue de él, no es justo que cada día la morgue se esté llenando de personas inocentes”, soltó la hermana de Diego.
Diego tenía varios años trabajando de albañil junto a su suegro. Según los familiares, no tenía registros policiales ni tenía enemigos. El joven deja una niña de siete años y a su esposa embarazada.