Anaís Mendoza | La Prensa-. Su cuerpo, apoyado en el separador vial, quedó como en una balanza. Los pies al aire y su cabeza destrozada y bañada en sangre estaba pegada al suelo. Así quedó el cadáver de Luis Ignacio Valladares Torrealba (51) un mecánico adscrito a la Policía del estado Lara cuando fue baleado en una parada de Transbarca ayer en la mañana. Al hombre le robaron la moto en la que se trasladaba.
Luis Ignacio iba a su trabajo. Salió de su casa en el barrio La Paz montado en su moto Empire. El mecánico para no calarse el tráfico, usaba el canal exclusivo del sistema de transporte y ayer no fue la excepción. Cuando iba por la parada de Caquetíos de la Florencio Jiménez le dieron un disparo de escopeta en la cabeza y le quitaron la moto.
Son dos versiones las que se manejan sobre el homicidio. La primera indica que a las 6:30 de la mañana Luis frenó en la parada porque iba detrás de un bus que se detuvo
a recoger pasajeros allí. Justo en ese momento, un malandro llegó corriendo a donde él estaba parado detrás del Yutong y lo apuntó con una escopeta. Detallan algunos testigos, que el choro le pidió la moto a Luis, pero él se negó a darla lo que ocasionó un forcejeo y fue en ese momento que le dispararon.
La otra hipótesis que se supo en la escena del crimen es que Luis iba con un parrillero y que justo en el momento en que se detuvieron, el acompañante sacó el arma, lo mató y tras la víctima caer al suelo se llevó la moto en sentido contrario.
“No sabemos qué pasó. Solo que él iba y el parrillero le disparó y se fue”, dijo una mujer que trabaja informalmente por la zona. “Nadie vio nada, y de paso con la bulla que hace el Transbarca cuando se estaciona es más difícil para ver qué pasó”, dijo un muchacho que comía empanadas en un quiosco cercano.
Luis cargaba un casco que quedó perforado por el tiro. Su cara quedó pegada al suelo. Sufrió exposición de masa encefálica, pero no se veía mucho porque el casco retuvo todo. Cargaba una chaqueta negra y debajo una chemise con un logotipo parecido al de Polilara. Cerca de él también quedó una navaja, mientras que el estuche quedó cerca del cuerpo.
Un allegado de la víctima informó que Luis Ignacio llevaba 20 años laborando como el encargado de arreglar las motos de los funcionarios de Polilara, lo hacía donde quedaba la antigua cárcel de la 13. También acotó que Ignacio salía todos los días con su hijo y lo llevaba al liceo, pero esta vez transitaba solo. Compañeros de Valladares lamentaron su muerte, pues era un hombre trabajador.
Funcionarios de la Policía del estado Lara llegaron al lugar donde ocurrió el suceso para resguardar la escena del crimen, pero a los 30 minutos se fueron y dejaron el cadáver solo, ante la mirada de testigos.
No se tienen mayores detalles del hampón que asesinó a Ignacio.