Jennifer Orozco | La Prensa.- Se quedaron dormidos y se estrellaron. Javier Garzón Tremont (32), quien era el copiloto del vehículo, falleció luego de chocar contra una gandola en la avenida Intercomunal Barquisimeto – Acarigua, frente a Barsoke.
Ayer a las 3:00 de la madrugada, según una fuente policial, Javier y su pana de quien se desconoce el nombre, salieron de una fiesta en Barquisimeto e iban para Cabudare.
Según la fuente, ambos jóvenes iban bastante tomados y viajaban a exceso de velocidad, en el Fiat Palio vinotinto. Javier era el copiloto y su amigo el chofer.
A la altura de Barsoke, al parecer los tragos hicieron efecto y se quedaron dormidos. En cuestión de segundos, el conductor se fijó que casi estaba encima de una gandola amarilla y tras maniobrar, logró apartarse un poco del vehículo de carga, pero igual chocó.
La parte más afectada fue la del copiloto. La fuente señala que Javier murió instantáneamente dentro del carro, mientras que el chofer quedó malherido, con la cadera fracturada y un trauma torácico causado por el impacto del volante en su pecho.
Fueron horas de dolor para el chofer. Dentro del vehículo quedaron ambos, él viendo cómo su amigo estaba muerto y soportando su propio dolor.
A las 4:00 de la mañana aproximadamente llegaron los Bomberos de Palavecino y Tránsito. Luego de maniobras para extraer el cuerpo de Javier, fue traslado a la morgue del Hospital Central.
Mientras tanto el lesionado fue ingresado por la Emergencia, donde lo iban a operar de inmediato.
Familiares de Javier llegaron hasta la morgue. Lloraban desconsolados por la pérdida del joven. No quisieron brindar declaraciones. Se supo por amigos que Javier era bastante trabajador en el negocio de su papá, una fabrica de urnas.
También que era buen amigo y le gustaba echarse sus palitos de vez en cuando y celebrar. Nunca había tenido un accidente de tránsito, ni siquiera manejando él.
Mezcla mortal
Funcionarios de la PNB aseguran que el alcohol, la madrugada y el conducir son enemigos mortales para los jóvenes, pues al parecer no tienen límites cuando ingieren bebidas alcohólicas, ocasionando accidentes y hasta la pérdida de sus propias vidas o de otras ajenas.