viernes, 31 enero 2025
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Choros le descargan escopeta a militar

 

Jennifer Orozco | La Prensa.- “Ayúdenme, tengo mucho dolor, me hirieron con una escopeta” repetía un joven al entrar a la Sala de Emergencias del Hospital Central de Antonio María Pineda de Barquisimeto.

Yeferson Javier Martínez Bastidas, de 20 años, quien dijo ser estudiante de la Escuela del Ejército Bolivariano de Venezuela, llegó contando su trágica historia.
El chamo dijo que es de Caracas, reside en el sector Las Adjuntas y que llegó el viernes en la mañana a Barquisimeto con unos compañeros que lo invitaron a pasar sus días de permiso para que conociera la ciudad.

El viernes en la noche hicieron una reunión en casa de uno de los compañeros, pero a la 1:00 de la madrugada les dio hambre. El muchacho que reside en Veragacha les dijo que cerca del matadero vendían unas hamburguesas muy buenas, así que decidieron irse caminando, unas dos cuadras.

A mitad de camino, al grupo de cinco chamos, les salieron dos choros que estaban escondidos en la oscuridad. No les vieron la cara, pero sí les escucharon claramente cuando los tipos cargaron la escopeta y les pidieron sus pertenencias.

“Celulares y plata era lo que querían los tipos”, dijo Yeferson y ellos aceptaron. Registrando sus bolsillos les dieron a los ladrones lo que pedían. Pero el chamo cree que alguno de sus amigos les dijo algo a los hampones, pues después de dar la vuelta para volver rápidamente a la casa, uno de los delincuentes accionó la escopeta y le disparo.

Los perdigones se alojaron en toda la espalda y brazo derecho. El chamo cayó al piso herido y con mucho dolor. En un pequeño CDI cercano le pudieron limpiar y revisar, pero le dijeron que para removerle los perdigones debía ir al Hospital Central.

En un Malibú marrón que iba a velocidad alta y que se estacionó bruscamente en la emergencia, llegó Yeferson. Pidió ayuda para quitarse un suéter que cargaba y allí fue ingresado a la Emergencia, donde tras unos rayos X lo enviaron a pabellón para quitarle los perdigones.

Yeferson le da gracias a Dios, pues dice que por un momento creyó que la herida era más grave.

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