Osman rojas | LA PRENSA.- Hace 15 días el señor Omar Colmenárez fue al Seguro Social a retirar el Prograf, medicamento necesario para que su organismo no rechace el riñón que le fue trasplatando en 2010. Cuando llegó al centro médico le notificaron que el inmunosupresor no había llegado aún, lo que causó gran desespero en el señor que sufrió (ese mismo día) un infarto que acabó con su vida.
“La preocupación lo mató. Estaba débil y desesperado porque no quería perder el riñón. Ese día no comió y estaba muy deprimido porque ya tenía tres meses sin cumplir con su tratamiento”, lamentó una sobrina de Colmenárez, quien no quiso revelar su nombre.
La historia de Omar Colmenárez es triste, pero frecuente en estos días. El retraso en cuanto a la dotación de medicamentos por parte del Ministerio de Salud ha costado vidas.
Soraya Cárdenas, vocera de la Asociación Venezolana para el Deporte y la Salud de los Trasplantados y en Situación de Trasplante (Avedestras), asegura que al menos 30 pacientes por semana mueren en el estado por no cumplir sus tratamientos o sus procesos de diálisis con normalidad.
“En Lara hay 7 centros de diálisis y ninguno está trabajando al 100%. A los pacientes se les dializa dos horas cuando mucho y todos saben que para que el proceso se cumpla el enfermo debe pasar cuatro horas conectado a la máquina”, explicó Cárdenas.
Jackeline Pérez, presidenta de Avedestras, no negó el problema que hay con la entrega de medicamentos por parte del Seguro Social y mostró su preocupación por el abandono en el que se encuentran los pacientes renales y las áreas de diálisis en el estado.
“Cuando se muere un paciente renal lo ven como natural y nadie hace nada. El abandono en el que están los pacientes es algo sumamente preocupante y por eso exhortamos a las autoridades para que tomen cartas en el asunto”, dijo con preocupación Pérez.
Según los números que maneja el grupo médico Lara Entera por la Salud, en el estado hay 2 mil 353 enfermos renales pendiendo de un hilo por la escasez de medicinas.