Isabella Delgado | LA PRENSA.- El esfuerzo por mantener ventas de empanadas durante 2016 fue titánico. Gladys Ariza tuvo que cazar ofertas de bachaqueros y luego viajar cada tres semanas a Cúcuta, Colombia, todo para asegurar la harina, el aceite y la manteca y poder mantener abierto su puestico frente al Terminal de Pasajeros.
Mientras desmecha la carne para rellenos, dice con preocupación que el cierre de la frontera, aprobado este lunes 12 de diciembre por el presidente Nicolás Maduro, en marco del cambio del cono monetario, le quitó la garantía de tener inventario para su negocio. “Una vez fui a comprar en Maracaibo, que se consigue un poco más. Ahora tendré que volver para allá”, acota. Gladys es una de las vendedoras de empanadas que ha tenido que hacer maromas para conseguir insumos y mantener las puertas abiertas de su negocio.
El aumento de los precios no se ha hecho esperar, al ritmo galopante de la inflación. En la venta de Tuempanada.com iniciaron el año con la empanada a 200 bolívares. A la fecha la unidad está en 500 bolívares.
“Todo lo que compramos es bachaqueado y sube cada vez. Tratamos de no subir y mantenemos nuestro molde para no afectar tanto al comprador”, cuenta Freddy Mendoza, dueño del puesto. En otros negocios han hecho incrementos similares. La empanada de maíz pilado ya está en 650 bolívares en el este; la de queso en mil 800 bolívares en ventas grandes de empanadas y la de pabellón llega en algunos lugares a 3 mil bolívares.
Nosotros tuvimos que disminuirle el tamaño a la empanada y el precio para poder ofrecer algo más accesible. De 900 lo bajamos a 600 bolívares hace algunos meses, pero con todos los aumentos ya la tuvimos que poner en 700”, cuenta Paola Cadena, vendedora del puesto del Sazón de mi Catira de la avenida Lara, quien espera que el año que viene se regularicen los precios.