Agencias | LA PRENSA DE LARA.- El contexto individual, familiar y social de los venezolanos, que además transitan por una emergencia humanitaria, hace mella y erosiona su salud mental. El resultado es que muchos ven el suicidio como la mejor opción para terminar con los problemas, mientras que el Estado sigue ajeno a esta realidad. Para reflexionar sobre esto, el Observatorio Social Humanitario (OSH) realizó este viernes, 17 de noviembre, un conversatorio en el que un panel de expertas denunció esta grave situación.
La doctora Geyly Marcano, directora de la fundación El Eco de las Voces Silentes que opera en el estado Mérida, explicó que existen muchos factores que inciden en que niños, niñas y adolescentes intenten o consumen el suicidio, entre ellas, está el bullying, el machismo muy característico de la región andina, que evita, por ejemplo, que los hombres busquen ayuda psicológica o emocional, la ingesta de alcohol y drogas (sobre todo en el campo) y la incertidumbre que genera la crisis venezolana.
Explicó que la crisis que impacta la zona rural de Mérida dificulta que las personas tengan acceso a servicios de salud mental «con toda la dificultad y lo costoso que es pagar el traslado a la ciudad es casi imposible acceder a estos servicios«, detalló.
No hay cifras de suicidio, tampoco políticas de prevención
Marcano recordó que la falta de políticas de prevención hace que las víctimas se abstengan de buscar ayuda terapéutica para tratar traumas dado que en muchos casos las dinámicas de abuso se dan en las casas con miembros de la familia, esta situación pone en vulnerabilidad a niños, niñas, adolescentes, mujeres y adultos de la tercera edad.
Por otro lado, hizo referencia a las condiciones geográficas y ambientales y al síndrome de montaña o síndrome estacional, que aunque no se da en Venezuela porque no existen estaciones como tal, en la región andina se manifiesta en las épocas de mucha lluvia donde la población pasa meses sin exposición al sol. Ello genera baja producción en la serotonina y la melatonina, las cuales tienen incidencia y cuidan las emociones y el sueño, por lo que las personas, sobre todo jóvenes, tienden a estar deprimidas o aletargadas.
Denunció que desde el 2014 el Instituto Nacional de Estadísticas no publica cifras, lo que hace que el suicidio sea una realidad que pasa desapercibida diariamente, agudizada por la crisis económica y la escasez de profesionales en los centros públicos que impiden que los ciudadanos puedan acudir a consulta.
Fuente: El Nacional.