Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA – Las palizas, asfixias mecánicas, mutilaciones, descargas eléctricas, amenazas y violaciones sexuales, así como la privación de necesidades básicas como el agua, alimentos y acceso al baño, son parte de los tratos crueles, inhumanos y degradantes contra los militares presos por razones políticas en Venezuela, vinculados según la periodista de la fuente militar Sebastiana Barráez en al menos a 20 conspiraciones contra Nicolás Maduro. Informó que los niveles de tortura a los que son sometidos se aplican de acuerdo al sitio de reclusión.
La mayoría de los castrenses detenidos van a parar a la Cárcel de Ramo Verde, en Los Teques. Hay dos centros de reclusión que son los de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) en Boleíta, y el Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) en Plaza Venezuela y el Helicoide. También está la cárcel de máxima seguridad de Fuerte Tiuna, estos tres en Distrito Capital. Algunos se encuentran en los anexos militares de La Pica en Monagas, y Santa Ana en Táchira.
Barráez argumenta que todos incumplen las condiciones mínimas para mantener a las personas recluidas, pero es en la DGCIM donde la tortura es brutal, porque ahí van los militares de alto rango. Este lugar se divide en dos niveles: una zona general donde están la mayoría de los generales que cuentan con un área de lavandería, mini gimnasio, nevera, televisión y acceso alimentos y hay un segundo nivel donde hay dos sótanos.
«En Sótano Uno de la DGCIM, están la mayoría de los militares, hay varios civiles y también mujeres. A los prisioneros les permiten bañarse dos veces a la semana, tienen un área en común donde se reúnen y todos han sido torturados. Luego está Sótano Dos, al que llaman La Casa de los Sueños. En ese lugar el detenido no puede salir de su celda, está en total confinamiento o aislamiento. Apenas les pasan los alimentos, no tienen permitido hacer llamadas telefónicas frecuentemente, sólo pueden hablar un minuto máximo con sus familiares. Ahí está por ejemplo, el general Hernández Da Costa y el capitán de Navío Humberto de la Sota Quiroga, el teniente Coronel Igbert Marín Chaparro, entre otros», expresó.
La «Casa de Los Sueños» según el informe de la Misión de la ONU, es una lugar pestilente, donde las celdas miden 2,5 x 2,5 metros cada una, caben dos personas, pero meten a más de cuatro que deben dormir en el piso y compartir un baño donde incluso levarse las manos se les dificulta. Permanecer vendadas de los ojos sin acceso a visitas.
Barráez informó que otro lugar donde los privados son torturados con alevosía es el anexo de la Policía Política de Fuerte Tiuna donde funciona la Cárcel de Máxima Seguridad, también a cargo de la Dgcim. Allí se encuentra el mayor general Miguel Rodríguez Torres, exministro de Interior Justicia y Paz, durante el gobierno de Hugo Chávez y en los primeros años de presidencia de Nicolás Maduro.
«En ese sitio los detenidos tienen acceso a llamadas telefónica muy cortas. Desde mucho antes de la pandemia no se les permitía a quienes estaban en esa área, sobre todo a los militares, tener contacto físico con la familia, ni siquiera los podían tocar, no se podían abrazar, todo lo hacían a través de unos vidrios que los separaban. No hay acceso a los alimentos, los familiares tienen que llevar la comida a la sede de Boleíta, y luego se la llevan a Fuerte Tiuna, fría y manipulada», relató.
Afirmó que en la Cárcel de Ramo Verde, La Pica, Santa Ana, y la celda de la Policía Militar de Fuerte Tiuna las condiciones mejoran. «Pueden comunicarse, recibir visitas, alimentos y otros objetos, además de que les permiten salir al patio, están más cómodos en comparación a los detenidos que están a cargo de la Dgcim», resaltó.