AGENCIAS | LA PRENSA.- El pasado lunes 29 de agosto concluyó la comparecencia de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en el proceso que le puede costar la destitución y este martes 30 el Senado de Brasil realizará el debate previo a la votación final.
La intervención de Rousseff ante el Senado se prolongó durante casi 14 horas, tiempo en el que respondió las preguntas de los 48 senadores que se inscribieron para hablar.
Esta fue la primera comparecencia de Rousseff en el Senado desde que, el 12 de mayo pasado, se instauró el juicio político y fue suspendida del cargo, asumido por su entonces vicepresidente Michel Temer, quien seguirá en el poder si ella finalmente es destituida.
En su discurso y a lo largo del interrogatorio, Rousseff denunció que el país está «a un paso de un golpe de Estado» y manifestó su temor a la «muerte de la democracia» y a que no tengan continuidad las mejorías sociales que se alcanzaron durante su Gobierno y el de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
También dijo que «ni mínimamente» se ha probado que hubo intencionalidad por su parte al firmar los decretos con los que alteró el presupuesto y por los que se le acusa de haber cometido un «delito de responsabilidad», que la Constitución establece como un motivo para la destitución de un jefe de Estado.
En su alegato final, le pidió a los senadores que tengan «conciencia» a la hora de votar y les advirtió que es «muy grave apartar una presidenta de la República sin delito de responsabilidad», lo que será una «herida muy difícil de ser curada».
El presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, que preside el juicio político como garante constitucional, suspendió la sesión hasta la mañana de hoy