EFE | LA PRENSA.- Los reos que estaban amotinados desde el jueves en una penitenciaria del estado brasileño de Paraná (sur) liberaron este sábado al último de los tres guardias carcelarios que habían tomado como rehenes y pusieron fin a una revuelta que duró 43 horas, la cual registró un saldo de dos reclusos muertos, informaron fuentes policiales.
La rebelión llegó a su fin a las 10:00 hora local, de este sábado con la decisión de los amotinados de liberar al último rehén y rendirse, lo que permitió que miembros del Sector de Operaciones Especiales de la Policía Militarizada de Paraná ingresaran a la Penitenciaria Regional de la cuidad de Cascavel.
La Secretaría de Seguridad Pública de Paraná, estado del sur de Brasil fronterizo con Paraguay y Argentina, informó que los uniformados aún no han concluido la inspección del presidio, pero que por ahora se tiene conocimientos de que dos presos murieron en supuestos enfrentamientos entre bandas rivales. Igualmente el organismo notificó que aún depende de un recuento de los presos para establecer si algún recluso consiguió huir durante un intento de fuga masiva que se registró en la madrugada de este sábado y que la policía al parecer consiguió sofocar.
Un reo quedó herido durante el intento de fuga y fue atendido por los médicos del Servicio de Atención Móvil de Urgencia que habían sido enviados el viernes a atender a reclusos que sufrieron heridas durante el motín. La gran mayoría de los cerca de 700 reos que estaban en la Penitenciaría de Regional de Cascavel, se sumaron al motín para reivindicar mejorías en la calidad de alimentos que reciben y en el tratamiento a los familiares que los visitan.
La Administración Penitenciaria de Paraná ya había trasladado a 270 presos ajenos al motín a una cárcel vecina mientras negociaba con los rebelados. Cabe destacar que a diferencia de la mayoría de los centros carcelarios de Brasil, que sufren graves problemas de hacinamiento, en la unidad de Cascavel estaban recluidos 970 reclusos pese a su capacidad para 1.160 presos.