Evana Materán | LA PRENSA.- Piedras y barro se encontraban por todos lados. Mujeres, hombres y niños caminaban en medio del alarmante panorama que arropaba las comunidades del sector La Palomera, en Río Claro. Los vecinos observaban cómo corrían las aguas por la quebrada de Tierra ‘e Tinta y murmuraban que las fuertes lluvias que cayeron en esta zona durante la tarde y la noche del miércoles “fueron horribles”.
A las afueras de sus casas, más de 30 personas esperaban ayuda de las autoridades regionales y nacionales. Algunas mujeres solicitaban la presencia de maquinaria pesada para remover los escombros que estaban en medio de la quebrada y sobre la carretera.
“Queremos que hagan limpieza en la quebrada para que el agua corra con normalidad y no se salga hasta las casas”, comentó María Flores, quien lleva casi 20 años viviendo en Tierra ‘e Tinta.
Flores añadió que 16 casas fueron afectadas por las lluvias. “El agua se metió por los patios y el techo”, dijo. Recordó que funcionarios de Protección Civil les dieron orden de desalojo tras las seis horas de lluvias continuas, pero muchos no quisieron abandonar los corotos por miedo a ser robados en horas nocturnas.
En las paredes de las viviendas aún se podían observar las marcas del nivel del agua que superaban la altura de tres bloques. Desde la entrada hasta el final los pisos estaban cubiertos de barro. “La casa parecía un río”, describió Rosa de Giménez, quien padeció la angustia de la inundación junto a su hermana embarazada y un pequeño.
La mayoría de los habitantes viven en ranchos de zinc o bahareque. El agua les causó daños en equipos electrodomésticos. Según sus testimonios, la corriente les mojó colchones, ropa, zapatos y útiles escolares de los niños.
Comentaron que desde hace más de cinco años no se observaba una situación similar a consecuencia del desborde de la quebrada. Es por ello que los vecinos también exigen que se inicien los trabajos de canalización en la zona para evitar que se generen mayores pérdidas materiales o humanas.
Durante la noche del miércoles, algunos afectados fueron trasladados a la Escuela Bolivariana Juan Pablo Segundo, ubicada en la parte superior de Tierra e’ Tinta. Aseguraron que tuvieron que pernoctar allí, pero bajo una situación irregular. “No nos dejaron recibir la ayuda que el alcalde trajo en la noche”, expresó Ana Camacaro.