viernes, 22 noviembre 2024
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«Fuerzas políticas promueven división»

José Miguel Najul | LA PRENSA.- Los discursos que profieren, tanto los sectores oficialistas como los de oposición, están encaminados a generar acciones que dividen a la sociedad venezolana. La situación es delicada porque, si dos personas, que tienen distintos tipos de fuerza pero en proporciones parecidas halan una misma cuerda, ésta terminará por romperse.

Lo advierte el politólogo Doriam González, quien considera que la correlación de fuerzas entre los polos políticos imperantes en la nación es análoga: mientras el Gobierno es débil electoralmente y fuerte institucionalmente, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es electoralmente fuerte, pero políticamente dispersa. Sin embargo, el candor de la lucha política está provocando proyecciones que califica de “delicadas, pero también preocupantes”.

González, quien también es profesor universitario, apunta que, hasta el momento, ve un proscenio en el que impera el fuego contra fuego, mientras que, en el medio, está una sociedad que se está quedando sin intérpretes y sigue recibiendo el golpe de una crisis económica que no tiene fin.

A su juicio, lo fundamental es que estos dirigentes políticos depongan los radicalismos, fundamentados en profundos intereses, y se dediquen al reconocimiento mutuo como actores dentro de la arena política nacional, en función de la resolución de los problemas de los ciudadanos.

¿A qué se refiere cuando dice que tanto la MUD como el oficialismo promueven el radicalismo?

-A que todos los discursos políticos actuales están encaminados a dirigir acciones que nos radicalicen como sociedad.

¿Es malo ese radicalismo?

-Es delicado y muy preocupante. Si dos personas que, básicamente tienen la misma fuerza, o tienen correlación de fuerza no muy distinta y ambos halan la cuerda, el resultado final será que esta cuerda se va a romper.

¿Y los dos actores, oposición y Gobierno, tienen la misma fuerza?

-Electoralmente la MUD es fuerte, pero institucionalmente el Gobierno reúne más fortalezas que la oposición y es políticamente menos disperso. Ese es el tablero: el Gobierno es débil electoralmente y fuerte institucionalmente, y la MUD es electoralmente fuerte, pero políticamente dispersa, y así no los ha hecho saber en distintas ocasiones.

¿Cómo determina la dispersión política de la MUD?

-Un ejemplo claro son las recientes declaraciones de los dirigentes en torno al diálogo. Henrique Capriles dice que estaba lejana la posibilidad, Ramos Allup otra cosa, Jesús “Chúo” Torrealba otra y Lilian Tintori una más. Hay una relación muy pervertida para alcanzar el poder. Y sólo por alcanzarlo y luego obtenerlo.

¿Qué tan grave puede ser esa perversión por alcanzar el poder?

-Mucho. Lo que está a prueba constantemente no es la capacidad de convocatoria de cada uno de los dos polos, sino el sistema político venezolano, que está cada vez más debilitado por la intervención de las instituciones del partido del Gobierno y porque los partidos de la MUD parecieran no mostrar algo distinto.

¿No mitiga la radicalización el “diálogo” que pareciera abrirse con la venia del Vaticano?

-Estamos en puertas de un diálogo que, en la línea comunicacional del Gobierno busca la paz si establecer ningún criterio; y por la MUD dice que no se trata de un diálogo sino de la preparación de un escenario para un futuro diálogo.

¿Entonces considera que el Gobierno quiere ganar tiempo con el diálogo?

-Por supuesto, el diálogo tiene intrínseco la necesidad del tiempo para que las partes puedan evaluar sus esquemas tácticos, que es lo que estamos viendo. Es la primera vez que la AN usa su capacidad institucionalidad para atacar la institucionalidad del Gobierno. Tanto así que lo obligo a salirse de su postura, aprovechando la poca capacidad económica que tiene a final de año. Y obligó a dar una respuesta política al Gobierno, por parte de Nicolás Maduro, algo que nunca había pasado.

¿Y qué puede ganar la oposición sometiéndose a este encuentro?

-Buscar una alternativa en el plano en el que tiene fuerza, que es el electoral, con el respaldo de una institución transparente. Me atrevo a suponer que el objetivo institucional de la MUD es nombrar a los rectores del CNE y adelantar los escenarios electorales, porque allí radica su fortaleza.

¿Qué tipo de ganancia puede tener la sociedad?

-La economía, que requiere el auxilio de la política basada en la ética. El problema es que pareciera que, efectivamente, habría un cambio de Gobierno, pero no uno en el sistema político.

¿A qué se refiere?

-A que quienes están asumiendo la lucha contra el totalitarismo, asuman un discurso totalitario, y los elementos del totalitarismo en su discurso. Que quienes luchan contra la dictadura asuman esquemas para subyugar la voluntad del otro, no reconocerlo e incluso anularlo.

Si tuvieran una vocación hacia la sociedad, ¿cuáles son los temas que se deberían tratar con prioridad entonces?

-Creo que deberían ponerse de acuerdo para debatir sobre la coyuntura económica sin desmarcarse de los caminos para un cambio político.

Pero si la oposición se alimenta políticamente de los costos que la crisis económica provoca en el Gobierno, ¿qué aliciente tienen para mejorarlos dentro del mismo régimen?

-Por eso digo es posible que haya un cambio en el Gobierno, pero no en el sistema. La MUD, hoy, no ofrece nada distinto al totalitarismo que

“Cuando hay anarquía dominan los militares»

En un escenario de violencia, desorden y caos social arriba la bota militar a establecer relaciones de mando-obediencia que hacen trascender de los cuarteles hacia toda la sociedad venezolana.
Por eso, González pide mucho cuidado, tanto al oficialismo como a la oposición, en los llamados a “tomar” o “defender” Miraflores.

La MUD ha convocado a una movilización hacia Miraflores el 3 de noviembre, ¿hay muchos riesgos en ella?

-Lo normal en un país es que una persona pueda ir al Palacio de Gobierno a manifestar apoyo o molestia. Sin embargo, en este caso sigue siendo una tentación, una movida radical que podría generar situaciones muy peligrosas.

¿Cómo son esas situaciones peligrosas?

-La historia nos ha demostrado que, cuando se exacerba el conflicto y priva la anarquía no son los civiles los que ponen orden, sino los militares.

¿En el caos gobernarían los militares entonces?

-Es muy probable. Y no tengo nada en contra de los militares, pero sí creo que un Estado debe ser civil. Los militares no le devuelven el poder a los civiles, y que su entrenamiento no es para gobernar sino para mandar por la relación mando-obediencia en los cuarteles. Por eso conviene recordarle tanto al Gobierno como a la oposición: una situación de anarquía desfavorece a ambos.

Politólogos consideran que la idea de “ir a Miraflores a cambiar el Gobierno” es una ilusión, ¿qué opina usted?

-Yo creo que en este esquema de ruedas de molino, es un guión previo de unos cuantos patriarcas que, al calor de la dinámica política que vive Venezuela, se han convertido en “expertos” de la realpolitik. En el esquema actual la matriz política no le ofrece a ningún actor tomar las duras decisiones que deben tomar, sin tener que padecer los altos costos que eso les acarrea.

¿Qué salida queda entonces?

-Apostar por la paz, por el reconocimiento. Es mejor el 50% de algo que el 100% de nada. Si es que lo vemos desde el punto de vista de los intereses. Y para la sociedad es mejor la estabilidad política que la confrontación social.

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