Cristina Linárez | LA PRENSA.- Con un rostro cansado y tapándose el sol con una carpeta, estaba Amelina Velázquez, de 55 años, en la sexta cola que hacía en el día. En cada cola que hizo estuvo durante más de una hora.
Ella al igual que los demás estaban en la cola en el comercial Nuevo Mundo, con una mirada que reflejaba cansancio y tapándose el sol con sombrillas, pedazos de cartón o con cualquier cosa que los cubriera del sol, esperaban su turno para comprar un kilo de arroz y medio kilo de pasta por 12 mil 500 bolívares.
“Hay colas en la que he durado cuatro horas. Donde más se dura es para comprar pan, alimentos y productos de higiene a precio regulado”, dijo Velázquez, quien afirmó que de cola en cola pasa uno de sus días libres que le dan en su trabajo como obrera. “Aprovecho de salir a comprar la comida, a pesar de que no descanse nada, porque pierdo mucho tiempo en las colas”, precisó.
Regina Cordero, de 81 años, aseguró que a su edad desearía estar descansando y viendo alguna novela, “siento que me desgasto más haciendo cola. Esto no es vida”, dijo mientras limpiaba el sudor de su rostro cuando estaba en fila frente a un comercio de la carrera 21.
Agregó que se ve obligada a buscar comida a precio regulado porque en su casa todos trabajan y no tienen tiempo de salir a recorrer los comercios.
“Comprarle a los bachaqueros no resulta, con lo que le pagas por un solo producto a ellos, compras dos en un negocio a precio regulado”, finalizó.
Diez personas consultadas indicaron que las colas parecen haber llegado para nunca irse, y que están cansados de perder tanto tiempo haciendo colas, cuando hace cuatro años eso no se veía en Venezuela.
Aseguran que la Asamblea Nacional Constituyente no llegó para solucionar los problemas como lo dijo el Gobierno, porque ya tiene casi un mes instalada y no han visto resultados.