Daniela Valladares | La Prensa.- “Salgo a las cinco de la mañana de mi casa con miedo de que me roben para poder comprar comida y me voy con las manos vacías”, cuenta con lágrimas en los ojos Carmen Campos, quien ahora debe esperar hasta el próximo lunes para comprar en Garzón.
A las ocho de la mañana comenzaron a pasar las personas que se encontraban desde la madrugada haciendo cola, al parecer comenzaron a vender los primeros puestos de la fila. “800 bolívares me estaban cobrando por estar adelante”, confiesa Alida Ramos, quien además asegura que muchos funcionarios de la Guardia Nacional tienen conocimiento sobre la mafia que se maneja en las colas.
Harina, arroz, papel higiénico y azúcar era lo que estaban vendiendo, pero cerca de las diez de la mañana dejaron de recoger las cédulas y dejaron fuera a casi mil personas, según cuentan los testigos.
Al mediodía continuaban sin respuesta sobre si les venderían o no, por eso decidieron entrar por la segunda puerta que tiene el establecimiento y preguntar directamente al encargado, pero unos 20 uniformados los obligaron a retirarse del lugar. “Nos empujaban e insultaban, amenazaron con meternos presos si no nos íbamos”, expresó molesto Santos Cordero quien estaba en la cola desde las cuatro de la mañana, también había personas de la tercera edad que afirmaron ser víctimas de agresiones.