Osman Rojas | LA PRENSA.- Cubículos vacíos y luces apagadas es el escenario que reina en los consultorios de cardiología en el estado. Como si se tratase de un mal sueño, los centros públicos y privados han visto cómo los especialistas del corazón se van del país dejando desamparados a sus enfermos.
“No nos damos abasto para atender la gran cantidad de pacientes que tenemos”, llegó a confesar en días pasados el doctor José Luzardo, jefe del Servicio de Cardiología en el Hospital Central.
El principal centro médico de la región es quizás el más afectado con la migración de especialistas, pues de 15 cardiólogos que había para diciembre del año pasado, hoy sólo quedan siete.
“Aquí uno debe hacer el eco, pasar la consulta y ver al hospitalizado. El desgaste es sumamente grande y eso se ve reflejado en la circulación de enfermos que hay en las consultas. Todas las mañanas esto es un caos, pero es porque no nos damos abasto”, dijo una enfermera del área que prefirió no revelar su nombre por seguridad.
En promedio, el Hospital Central ve a 70 pacientes por día. Pese a la gran cantidad de enfermos que son vistos en la institución, una persona que quiera ponerse en control con algún cardiólogo del hospital debe esperar hasta tres semanas para que le concedan la cita.
“Viene gente de todos lados y humanamente no podemos hacer más”, continúa la fuente.
Ascardio es otro de los centros que ha sufrido los embates de la crisis, pues en los últimos seis meses ha perdido a cinco especialistas.