LA PRENSA.- Recorrer los pasillos de cualquier hospital en Lara es encontrarse con una realidad que enferma. Filtraciones en los techos y paredes, ausencia de médicos especialistas en cada uno de los servicios, equipos de alta tecnología arrumados y una escasez de medicamentos que supera el 88% es la herencia en salud que deja la gestión de Henri Falcón a la nueva gobernadora Carmen Meléndez.
“¿Áreas sensibles? hay demasiadas en este hospital”, fue lo primero que dijo el doctor Marcial Daza, exdirector del Antonio María Pineda, cuando se le preguntó por aquellos servicios que necesitan una inyección de dinero para que funcionen como deben.
El especialista denunció la apatía mostrada por las autoridades sanitarias para meterle el pecho a los problemas hospitalarios. “Tenemos ocho años sin tomógrafo y un laboratorio cerrado porque no hay reactivos. Eso no pasa en ninguna parte”, dijo.
El área de imágenes en el Antonio María Pineda es, quizá, la que más inversión necesita. Ahora mismo, la institución sólo realiza rayos X comunes y corrientes porque es el único equipo que funciona con normalidad. Los ecosonogramas y las tomografías son cosa del pasado.
Los problemas de filtración que hay en Emergencia y en cuarto piso, el abandono de los baños, la mala iluminación y el poco espacio físico para áreas vitales como Neonatología o Medicina de Hombres son otros de los aspectos que se deben mejorar en el Antonio María Pineda.
“Esto necesita trabajo, dedicación y plata”, reconoció Javier Salas, médicos internista en el Hospital Central. El galeno espera que en los próximos días la nueva administración se comprometa con las áreas sensibles de la institución y eso ayude a bajar los índices de morbilidad.