Lorena Rojas | LA PRENSA de Lara – Con las medidas de confinamiento impuestas en el país los comerciantes de ventas de comida se las han tenido que ingeniar para poder vender y no quedarse estancados con la mercancía ofreciendo combos «solidarios» para que la gente pueda comprar.
Leonardo Rangel quien vende empanadas frente al Hospital Central Antonio María Pineda comenta que desde que inició la cuarentena las ventas han bajado considerablemente ya que la gente tiene otras prioridades más que comer en la calle, por lo que a tenido que ofrecer combos para vender las empanadas.
El combo que ofrece Rangel es de dos empanadas criollas y un jugo por Bs. 120 mil. «He tenido que hacer así, ofrecer combos que sean económicos, la gente por esta zona busca la economía», dice, así mismo comenta que las ventas desde que comenzó la cuarentena para él han sido escasas.
«Son pocas las ventas, pero nos mantenemos trabajando», asegura.
Otro de los combos que ofrecen los comerciantes es de tres empanas criollas y un jugo a 1$.
«Si la gente me trae el dólar bien, si no pueden pagar por punto o pago móvil sin sufrir una recarga» apunta Lirio Castillo, quien tiene su trailer en el centro de la ciudad.
Los combos han sido un resuelve para los guaros si quieren desayunar en la calle, ya que el sueldo no les alcanza para comprar en una panadería, ya que un cachito puede llegar a costar entre Bs. 200 mil y Bs. 300 mil dependiendo la panadería que es gran parte de lo que ganan en una quincena.
Mientras que un refresco de botella cuesta Bs. 100 mil y una malta retornable en 50 mil.
«Comprarse un cachito en una panadería quedó en el pasado porque eso está muy caro, hay que priorizar, con el dinero de un cachito me puedo comprar una harina que me rinde más y es para toda la familia», comentó María Martínez.
Asimismo los guaros aseguran que aunque hayan combos económicos en la calle tratan de gastar lo menos posible, por lo que si quieren comer empanadas las hacen en la casa.
«Si uno se compra una harina y un poquito de queso le sale más barato, claro es un lujo que no nos podemos dar todos los días, pero a veces hace falta», destacó Marcia Rosendo.
El café también es otro de los «lujos» que los larenses ya no se pueden dar en la calle «a veces uno se quiere tomar un cafecito en la calle, pero son demasiado caros y los baratos los venden es con efectivo que tampoco hay», finalizó Roberto Rodríguez.
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