María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Con una carretilla y varios bidones van a colectar agua en un grifo improvisado de una tubería. Así es como tienen que hacer los vecinos de la primera etapa de La Caldera, sector Las Tablitas, al oeste de Barquisimeto, pues ya se suman casi tres meses que en sus casas sólo les sale aire por las tuberías.
Los vecinos indican que tienen que estar atentos el día que llega el agua por un sector cercano para poder surtirse de la tubería que queda en toda la avenida principal de Andrés Eloy Blanco. Explican que ellos en La Caldera sufren la escasez porque el tubo matriz tiene una filtración. Relatan que a veces se hace de madrugada y ellos siguen llenando envases y trasladándolos hasta su casa porque son tantos que necesitan, que la «plumita» no se da abasto.
«Yo soy un señor de 74 años y nunca me imaginé vivir y estar en estas condiciones», se quejó José Mendoza, quien con dos tobos hace varios viajes al día para poder tener agua en su casa. Así como él hay decenas de habitantes que andan en la misma o en carretillas de carga para que la faena sea menos pesada.
Los vecinos del sector Las Tablitas comentan que los últimos tres meses han sido los peores, por todo el sacrificio que tienen que hacer, a pesar que consideran que el grifo improvisado en la tubería es la única salvación que tienen, pues las cisternas no llegan con frecuencia y la última vez fue agua salada «y no es suficiente porque no alcanza para todos en el sector», dijo José Cordero, otro de los vecinos de la comunidad.
Lo que recogen la utilizan tanto para el aseo de la casa y hasta para cocinar, «pero en ocasiones tenemos que comprar agua potable para el consumo», señaló Cordero.
Los niños y adolescentes también ayudan a sus padres y abuelos a cargar el agua, pues hay quienes viven a más de dos cuadras y se les dificulta trasladar los tobos y bidones. Los vecinos le hacen un llamado a las autoridades para que reparen la filtración para que les llegue agua por tubería.
Sin gas
Quienes viven en Las Tablitas relatan que el gas es otro dolor de cabeza, pues no es distribuido con frecuencia y tienen que hacer malabares para poder cocinar. «Duramos dos meses sin gas» comentó Cordero, por lo que los cortes de electricidad también los empeora, pues quienes tienen una cocina eléctrica se quedan en el limbo a la hora de comer.
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