William Croes | LA PRENSA.- Con la frase popular de que “nadie debe comer casquillo” el gobernador Henri Falcón exhortó a la militancia del partido Avanzada Progresista a dar una lección de civismo y mesura en la gran toma de Caracas, el primero de septiembre. La máxima autoridad en la entidad indicó que será el primero en condenar posturas extremistas y pasionales que se desliguen del verdadero norte de la actividad.
Falcón estima que más de un millón de personas desborden las calles de la ciudad capital. A su juicio, una movilización masiva apegada a la protesta pacífica logrará los objetivos principales que son el de llevar un mensaje a la comunidad internacional de que la mayoría del pueblo venezolano quiere un cambio político, y también el de presionar al Consejo Nacional Electoral de fijar un calendario electoral que contemple el referendo revocatorio en el 2016.
“La Toma de Caracas tiene un sentido histórico y necesario para exigir un cambio político enmarcado en la constitución”, expresa Falcón, quien además aprovechó la ocasión para pedirle a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional Bolivariana apegarse a la institucionalidad y a no violentar la protesta pacífica.
Falcón cuestionó las acusaciones hechas por representantes del Gobierno sobre un intento de golpe de Estado en la toma de Caracas. “Haremos valer el derecho a la protesta. No acompañamos una alternativa que rompa con el hilo constitucional”.