Osman Rojas | LA PRENSA.- Se levantó a las 6:00 de la mañana con la intención de buscar dinero. Se lavó la cara, se vistió con lo mejor que tenía y tomó una pancarta en la que se podía leer “ayuden al limpiavidrios que no tiene para comer”.
El letrero tenía fallas ortográficas pero eso le importa poco a Juan Sánchez, hombre de unos 60 años, que se ha ido a dormir sin probar comida en más de una ocasión. “Todos tenemos problemas y yo no quiero entrevista”, dice el hombre mientras que espera que el semáforo cambie de verde a rojo.
“No hay trabajo y todo está caro. No tengo nada en el estómago”, suelta Sánchez antes de lanzarse a la calle, una vez más, en busca de algún billete.
Esta es una historia triste, pero frecuente en las calles del estado y es que, según los números que maneja la sociedad de nutrólogos en Venezuela, el 35% de la población presenta algún grado de malnutrición en la actualidad.
La escasez de alimentos aunado al costo que estos tienen en las calles han pasado factura a la población venezolana, así lo asegura Argenis Alvarado, licenciado en nutrición.
“Hemos visto con preocupación cómo la gente pierde talla y peso de forma drástica. No hay una calle en Venezuela que no tenga a personas buscando comida en las bolsas de basura y eso es algo que no se veía hace un par de años. Hemos perdido calidad de vida y hemos denigrado al ser humano a niveles impensados”, comentó el especialista.
Alvarado habla de la necesidad de crear políticas de alimentación que frenen el alza de la malnutrición en Venezuela. “Cada vez se hace más necesario reformular las misiones sociales y apuntar al desarrollo infantil. Los niños pierden peso de forma acelerada en el país”, concluyó.