Algunas obras religiosas que están dispersas en plazas de Barquisimeto requieren de un mantenimiento exhaustivo para que puedan perdurar en el tiempo y así seguir embelleciendo la ciudad a través del arte religioso.
La Divina Pastora de la redoma de Santa Rosa, en la Intercomunal Barquisimeto Cabudare; los monumentos a la Pastora de los larenses y a la aparición de la Virgen de Coromoto, a un lado de la iglesia Coromoto, en Bararida; y las Estaciones del Viacrucis en áreas externas de la Catedral enfrentan daños causados por el moho, bacterias y hongos que deben ser atendidos con urgencia, según restauradores.


Estas enfermedades, según cuenta el restaurador y artista plástico Carlos Colmenárez, causan daños estéticos y estructurales que pueden decolorar la superficie, causar grietas y desprendimientos hasta lograr la fractura de la obra y su pérdida total.


Las obras religiosas requieren de mantenimiento para no decaer
Dice que en esculturas, los tipos de moho y hongos que suelen aparecer son aquellos que prosperan en ambientes húmedos y con poca ventilación. Específicamente, géneros como Aspergillus, Penicillium, Cladosporium, y Alternaria son comunes.
«Lamentablemente, las obras que se encuentran en la ciudad tienen enfermedades causadas por la falta de continua intervención de restauradores, más allá del embellecimiento a nivel de pinturas se debe curar esas afecciones que fracturan la talla y más cuando están expuestas a agentes corrosivos, como el agua y el sol», añadió.


El maestro Armando Villalón dijo que las técnicas de restauración deben adaptarse al material base de la obra y se debe desmontar, curar las piezas con estuco, cemento y barbotina cuando son de este material, ahora cuando se trata de murales o imágenes en metal, el tratamiento debe ser diferente eliminando las zonas oxidadas y aplicando material anticorrosión. Más allá de una escultura, son muestras de fe.